La moral también se pierde

"Se denomina moral al conjunto de creencias y normas de una persona o grupo social que determinan su obrar. Es un conjunto de juicios relativos al bien o mal destinados a dirigir la conducta".

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Nuria Fernández López

El proceso por el que un determinado individuo alcanza una parcial o incluso total anestesia moral contrariamente a lo que pudiéramos pensar, no suele ser resultado de la voluntad deliberada, sino de sutiles mecanismos de defensa que le afectan y de los que por norma general no suele ser muy consciente.

Ante la responsabilidad moral de actuar en una determinada situación, para poder evaluar el grado de anestesia moral de las personas en una organización, o en cualquier otro tipo de entorno, podemos tomar en consideración la causalidad de los siguientes procesos psicológicos:

1.      La parálisis moral mediante "la resignación ante lo que no puede evitarse". Frente a una determinada situación muchas personas suspenden sus juicios de valor aludiendo a las leyes  de lo inevitable, no se puede hacer nada, ante lo que no queda más que resignarse. Todo este proceso lleva a la mayoría de las personas a dejar de sentirse responsables por lo que les ocurre a otros, y por tanto de actuar.

2.      La parálisis moral mediante el "no es asunto de mi competencia, no me corresponde a mí". Aquí se experimenta una cierta anestesia con respecto a las víctimas, a través de la distancia psicológica. Este tipo de distancia puede justificarse de dos maneras: una, "no está en mi mano ayudar a los que están lejos" y, por lo tanto, quedo excusado de prestar ayuda a los que sufren; y dos,  no es mi asunto, no me corresponde técnicamente a mí intervenir. Que otros se ocupen del problema suele ser una elegante manera de reducir la disonancia que nos provoca nuestra insolidaridad e indiferencia ante un hecho injusto.

3.      La parálisis moral mediante el "es culpa de quien lo ha hecho, no mía". En este caso lo que hacemos es cargar toda la responsabilidad moral de actuar en  el protagonista y desplazar así la obligación de ayuda que nos correspondería en cualquier caso. Cargar la responsabilidad sobre los perpetradores incrementa la probabilidad de que nadie haga nada por las víctimas, ya que nadie se siente responsable de atajar el problema, por no haberlo generado directamente.

4.      La parálisis moral mediante el "yo ya ayudo a otros". En otras ocasiones nuestra mala conciencia encuentra el modo de sobrevivir al hecho de no prestar ayuda a través de la justificación de la ayuda a otros, ponemos en marcha un mecanismo compensatorio que no existe.

5.      La parálisis moral mediante el "¿Y los otros, qué?". Otra forma de perdida de la responsabilidad moral es a través de trasladar al grupo la responsabilidad de actuar. Son otros los que tienen la responsabilidad de poner en marcha acciones, y si ellos no lo hacen, porque hemos de hacerlo nosotros.

6.      La parálisis moral mediante el "Se lo merecen". Una manera perversa de diluir la responsabilidad moral es establecer la culpabilidad en la víctima. El mecanismo psicológico en estos casos es complejo, ya que comenzamos por no hacer nada ante quien arremete contra una víctima, posteriormente, por el efecto de la disonancia que ello nos genera interiormente, creemos realmente en su culpabilidad, finalmente, terminamos participando "de buena fe" del mecanismo de "todos contra la víctima", donde  la víctima finalmente es la responsable. Este es el mecanismo por el que muchas víctimas de injusticias, de abusos y de violencia ven como sus amigos, sus familias o incluso sus propias parejas las cuestionan, las reprenden, les hacen reproches, participando sin ser conscientes en el terrible esquema moral del indiferente-justificador-agresor.

 

Lo que podemos concluir, es que el ser humano cuenta con múltiples mecanismos psicológicos que le van a permitir justificar cualquier tipo de acto, o incluso barbarie.  Estos fenómenos psicológicos que son varios y complejos, nos pueden ayudar a entender las atrocidades que existen en el mundo pero no las justifican, son procesos bien distintos. Comprender porque ocurre algo, no es razón eximente ni justificación alguna. Estos mecanismos también son los que nos permiten mirar hacia otro lado, cuando nuestra ética y moral nos está diciendo otra cosa...

 

 

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