Lee

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Patricia Lanza

 

Leer es todo un lujo. No sólo porque 758 millones de personas en el mundo no puedan hacerlo y, por tanto, seamos de los pocos privilegiados que tengamos esa posibilidad, sino también por lo difícil que resulta en nuestras ajetreadas vidas encontrar un momento para hacerlo.

Dejar todo de lado para sumergirte unos minutos en la lectura de un libro es casi misión imposible. Los que logramos llegar a la cama casi a rastras para, por fin abrir las páginas de tan ansiado tesoro, nos enfrentamos en muchos casos con la dificultad añadida de mantener los ojos abiertos y la mirada y mente enfocadas, luchando contra el sueño, empeñado en dominarnos en el mismo momento en que encontramos una cómoda postura.

Dicen que lo bueno si breve... Pero, sinceramente, fascículos tan cortos no nos permiten disfrutar como quisiéramos.

Así que cuando llega el verano y disponemos de un poco más de tiempo, no se puede desaprovechar la oportunidad de estirar en lo posible esos tiempos y leer algo más. Porque más allá del disfrute personal, la lectura puede ofrecernos otros beneficios.

Son muchos los psicólogos y neurocientíficos que llevan años investigando y debatiendo los efectos que la literatura tiene en nuestro comportamiento. Algunos defienden que las personas que llevan a cabo una lectura lenta, inmersiva, rica en detalles sensoriales y con una gran complejidad moral y emocional (lo que denominan una "lectura espiritual") se convierten en "mejores personas". Más allá de la decodificación de meras palabras, la literatura tiene la capacidad de conectarnos con otros, sus experiencias, su forma de ver el mundo, sus sentimientos... y así llegar a nuestras almas e incrementar nuestra capacidad de empatía.

La literatura nos permite ver la vida desde distintas perspectivas, con diferentes objetivos, expectativas, valores... Podemos ser la víctima o el verdugo. Podemos ser un niño o un anciano. Una mujer o un hombre. Una persona en la más completa desesperación o con una inmensa capacidad de disfrutar. Podemos sentir odio o amor, miedo o esperanza, duda o confianza... Podemos vivir en el futuro o en el pasado, incluso en un mundo inexistente. Las opciones son infinitas.

Y todas esas experiencias nos permiten desarrollarnos como personas, pero la lectura también nos proporciona otros beneficios:

  • Nos permite aprender y mantener la mente ejercitada, mejorando la memoria.
  • Incrementa nuestro vocabulario y la capacidad de expresarnos, mejorando nuestras habilidades de comunicación.
  • Reduce el nivel de estrés. Cuando estamos inmersos en una lectura desconectamos de los problemas diarios y focalizamos la atención en otro punto.

Es más, diversos estudios afirman, así de categóricamente, que leer nos hace más listos.

Así que, bien para incrementar tu inteligencia, para hacerte mejor persona o por el simple placer de hacerlo... ¡aprovecha el verano para leer!

 

 

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