Shinrin-yoku: Terapia del bosque

“Caminaré un par de vueltas para aquietar mi mente palpitante” La tempestad (Shakespeare)

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Nuria Fernández López

Cada año entre 2,5 y 5 millones de japoneses, afectados por el estrés, la hipertensión y la ansiedad de la vida urbana moderna, acuden a las sesiones de Terapia del bosque (shinrin-yoku) en alguno de los 48 centros oficiales designados por la Agencia Forestal de Japón. La sesión consiste en unas dos horas de paseo relajado por el bosque, con ejercicios de respiración.

Esta práctica japonesa consiste en pasear por el bosque, pero de una forma meditativa. «Se trata de tomarse el tiempo para notar lo que vemos, respirar profundamente, sentir el contacto con el aire y las texturas de las hojas, escuchar el viento entre los árboles, oír los pájaros».

Antes y después de la sesión de terapia natural se mide la presión arterial y otras variables fisiológicas de los participantes para comprobar la eficacia del tratamiento. Según estudios realizados por científicos japoneses, el impacto de los baños forestales en la salud es claro: bajan la presión arterial, fortalecen el sistema inmunológico, reducen las hormonas relacionadas con el estrés y la incidencia de infartos.

Esta práctica que se inspiró en las tradiciones budistas se ha convertido en una piedra angular de la atención preventiva de la salud y la curación en la medicina japonesa.

Muchas empresas ya organizan estos viajes para sus ejecutivos o empiezan a dar tiempo a sus trabajadores para que practiquen lo que ya es considerado en el país nipón como medicina tradicional con carácter preventivo.



 

Caminar en contacto con la naturaleza es una forma de estar más presente, aliviar la ansiedad, despertar la creatividad, aumentar la productividad y desintoxicarse de la sobrecarga digital (claro está, siempre y cuando nos prohibamos el uso del teléfono durante ese tiempo). La divagación, sin rumbo fijo, que se puede alcanzar en esos momentos, es cómo durante milenios hemos aclarado nuestras mentes, resuelto problemas y encontrado ideas.

Cuando estamos enojados, preocupados, inmersos en nuestros pensamientos, tendemos a concentrarnos en lo que está mal. Caminar conscientemente nos conecta también con lo que está funcionando, con lo que nos libera, nos inspira, nos desintoxica. 

Sin duda, en el momento que vivimos, en donde las preocupaciones se multiplican por mil, casi a cada instante, en donde nos sentimos frustrados, enojados, ansiosos, cansados, molestos, presionados, etc., podemos plantearnos darnos un respiro y avanzar hacia el modelo japonés. Un paseo por la naturaleza, algo tan sencillo, barato, al alcance de todos y dentro de los hábitos que hoy nos están permitidos. Aunque no alcancemos la disciplina japonesa, puede ser una buena ayuda para abandonar problemas, desbloquear y recuperar algo de la paz que tanta falta nos hace. 

 


 

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