Liderar con inteligencia emocional

La mayor parte de las personas accedemos al mundo laboral con poca o ninguna formación en habilidades personales. Por habilidades personales nos referimos al modo en que cada uno de nosotros nos relacionamos con el mundo, con qué recursos contamos para comunicarnos con otros y lograr  un impacto en nuestro entorno. ¿Contamos con las habilidades adecuadas para liderar?

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Alicia Jiménez

Las habilidades personales aglutinan dos tipos de habilidades. Por un lado las habilidades interpersonales o de comunicación con otros, por ejemplo, hablar en público, comunicación, negociación, trabajo en equipo, etc. Por otro lado están lo que podríamos llamar las habilidades intrapersonales, estas tienen que ver con la capacidad de cada persona de gestionarse a si misma, de regular sus propias emociones, motivarse en una dirección  y  tomar decisiones  que le permitan alcanzar sus objetivos. En este grupo están habilidades como el optimismo, la proactividad, la inteligencia emocional, la flexibilidad, el pensamiento creativo, etc. Ambos tipos de habilidades se retroalimentan, se influyen mutuamente. Es difícil llegar a ser un buen negociador, por muchas tácticas que uno haya aprendido en un curso o en un libro,  sin un buen manejo de las emociones que afectan en la negociación o con un pobre pensamiento creativo para encontrar soluciones que concilien los intereses de las partes. Tanto unas como otras resultan críticas para nuestro funcionamiento en una organización.

Como decíamos al comienzo de este artículo, resulta curioso que la mayor parte de nosotros llegamos a la vida adulta y a las organizaciones sin haber recibido ninguna formación específica en este campo. Pasamos por el colegio, el instituto, la universidad demostrando nuestra valía a través de nuestras calificaciones, es decir,  del rendimiento intelectual logrado. Sin embargo son estas habilidades personales las que pueden realmente marcar una diferencia a la hora de la verdad. Las personas con buenas habilidades personales logran mayor satisfacción en sus trabajos, mayor éxito social y profesional, reducen su estrés ante las exigencias cotidianas, logran mantenerse motivados durante más tiempo y de forma más estable, ostentan liderazgo  e influencia en los grupos de los que forman parte, etc. Los beneficios son muchos.

El liderazgo es quizás una de las habilidades más demandas en las organizaciones. Hay un paradigma que está evolucionando. Hasta hace poco se hablaba de liderazgo como un requerimiento que recaía sólo en aquellos que tenían una responsabilidad formal de gestión de personas. Actualmente se habla cada vez más de autoliderazgo, entendido como la capacidad de autodirección, vista así es una competencia relevante para cualquier persona que trabaje en una organización, sean cuales sean sus responsabilidades formales.

 

El liderazgo hacia otros comienza por lo tanto con el autoliderazgo, resulta muy difícil inspirar y guiar a otros si uno no es capaz de motivarse y dirigirse a si mismo para alcanzar sus propios objetivos y mantener sus compromisos. Está claro que ninguno somos perfectos,  la pregunta relevante es si somos conscientes de nuestros puntos fuertes y áreas de mejora para trabajar en equipo con otros y sobre todo para liderarles.

Veamos una definición de Inteligencia Emocional dada por  Salovey, P & Mayer, J.: "Es un subconjunto de la inteligencia social que comprende la capacidad de gestionar los sentimientos y emociones propios, así como los de los demás, de discriminar entre ellos y utilizar esta información para guiar nuestro pensamiento y nuestras acciones ". Las investigaciones demuestran cada vez con más fuerza la importancia de desarrollar nuestra  Inteligencia emocional para fortalecer nuestra competencia de liderazgo.

El líder debe tener una alta inteligencia emocional,  sólo así será sensible para encontrar las claves para impulsar a un equipo en el logro de unos objetivos, para lograr que las cosas se hagan con el compromiso y la satisfacción de todos.

La inteligencia emocional del líder implica los siguientes aspectos:

Conciencia de uno mismo

  • Conciencia de las propias emociones
  • Valoración adecuada de las propias debilidades y fortalezas
  • Confianza en uno mismo

Competencia en las relaciones

  • Liderazgo inspirador y visión
  • Influencia y persuasión
  • Desarrollo de los demás
  • Alentar y promover el cambio
  • Gestión de conflictos
  • Establecer vínculos y redes sociales
  • Trabajo en equipo y colaboración

Autogestión

  • Autocontrol emocional
  • Transparencia
  • Adaptabilidad
  • Logro
  • Iniciativa
  • Optimismo

Conciencia social

  • Empatía
  • Conciencia de la organización
  • Actitud de servicio

 

El desarrollo de la propia capacidad de liderazgo es un camino apasionante, de autodescubrimiento a la vez que de descubrimiento de otros. Permite seguir siempre avanzando en una progresiva toma de conciencia de lo que sucede dentro de cada uno de nosotros y del impacto que tenemos en los demás. Mucha suerte.

 

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