Las seis sumas

La forma en la que nos relacionamos con los demás afecta a la calidad de las relaciones que establecemos

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Hace unos días acudí a una conferencia, donde el conferenciante empezó la sesión escribiendo en una pizarra unos números; eran simplemente unas sumas. Escribió seis sumas y en dos de de ellas había equivocaciones, las otras cuatro estaban bien.

Al terminar las seis sumas pidió al auditorio que, por favor, le hicieran comentarios del hecho. Todo el mundo se le echó encima diciendo:

-Atención a la tercera suma, le falta el signo de la suma! 

-4 más 6 no son 8, sino 10

-Y en la quinta sucede que 2 más 2 no son 5.

Él fue preguntando:

-¿No hay nadie que tenga más que decirme al respecto del trabajo que he hecho?

Nadie contestó y él volviéndose al auditorio dijo:

Pensemos que, lamentablemente, la reacción nuestra ante una pizarra con seis sumas, cuatro de las cuales estaban bien y dos mal, es la que hemos tenido: nos dedicamos a criticar y a protestar contra las dos sumas que no estaban bien, pero nunca felicitamos al autor por las cuatro que ha hecho bien.

Igual acostumbramos a hacer en la vida. Este es realmente el trato que damos nuestras relaciones humanas, con parejas, hijos, amigos y compañeros. Sepamos decir una palabra de elogio, una palabra de agradecimiento por las cosas que están bien y que nos gustan, veremos que con ello estimularemos a los demás a hacer algo mejor las cosas y al mismo tiempo nos sentiremos más satisfechos de nosotros mismos al hacernos sensibles a todo lo bueno y lo bello que nos rodea.

Me vienen a la cabeza algunos grandes líderes que fueron capaces de motivar a cientos y miles de personas, o hicieron equipos y fueron capaces de entusiasmarles e ilusionarles con sus objetivos y de esta forma, ganar duras batallas. Pero no criticaron en la mayoría de los casos, sino que alabaron, motivaron.

Nos sentimos satisfechos y elogiados por las cosas bien hechas y nos sentimos decepcionados, frustrados y enfadados cuando hemos efectuado una equivocación o pequeño error y este nos lo critican. En nuestras relaciones personales es muy fácil reprochar y difícil elogiar. Los errores se pueden decir y abordar, evidentemente, pero de una forma siempre positiva. Los mejores resultados se consiguen primero, agradeciendo el trabajo bien hecho y luego criticando de forma positiva las cosas corregibles. A fin y al cabo un error no es más que una oportunidad de mejora y así es como deberían abordarse tanto por parte de la persona que comete el error como por parte de la persona que lo pone de relieve.

Si no estamos seguros del error, o bien pensamos que este error es intranscendente y no queremos levantar el fuego, o bien no se nos ocurre cómo abordarlo de una forma positiva, creo que lo mejor que podemos hacer es callar. Aprender a poner de relieve un pequeño error de forma positiva y sin echar por tierra un trabajo bien hecho, también es una habilidad que se puede entrenar.

 

"Si no tuviéramos defectos no sentiríamos tanto placer descubriendo los de los demás" François De La Rochefoucauld

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