Se puede elegir el trabajo perfecto?

 

"Encuentra la felicidad en el trabajo o no serás feliz". (Cristóbal Colón)

 

 

 

 

 

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Patricia Lanza

Pasamos la mayor parte de nuestro tiempo en el trabajo. Por ese motivo, como ya hemos comentado en otros posts, resulta fundamental para nuestro bienestar general que nos sintamos felices y realizados en nuestra profesión.

Se valora mucho, por tanto, el "poder dedicarnos a lo que nos gusta". Pero a día de hoy, en la situación en la que estamos, encontrar el trabajo perfecto para cada uno es prácticamente una utopía. De hecho, muchos estarían más que contentos con simplemente tener un trabajo.

En estas circunstancias, cuando llega el momento de aconsejar a un hijo/a, sobrino/a o amigo/a qué estudiar, nos enfrentamos al dilema: ¿buscar una profesión con salida o hacer aquello que te gusta?

Aquí hay opiniones para todos los gustos. Yo siempre me acuerdo del hermano de una compañera que tuve hace tiempo, que había hecho Telecomunicaciones. En aquella época no había telecos en paro, así que parecía una apuesta segura. Cuando acabó la carrera ya era oficial: pertenecía a la primera promoción de telecos sin trabajo. Sin trabajo y con un disgusto tremendo porque jamás en sus 6 años de carrera se había planteado la posibilidad de encontrarse en semejante situación.

Esa sensación de frustración, sin embargo, no la sufrió ninguno de mis compañeros. A nosotros, desde el primer año de carrera no dejaban de repetirnos las grandes posibilidades que teníamos de acabar en el paro o, como mucho, haciendo otra cosa. Así que algunos hemos experimentado el efecto contrario a esos telecos: la satisfacción de no haber cumplido esas predicciones tan poco halagüeñas.

El caso es que nunca se sabe. Tener o no tener trabajo o poder trabajar en lo que nos agrada depende de muchos factores. Por supuesto, hay profesiones con más opciones que otras, pero la realidad es que hay gente trabajando en "lo suyo" en cualquiera de ellas. Lo mismo que hay desempleados en cualquiera de las otras.

La suerte, la determinación, el trabajo, la constancia, el sacrificio, la paciencia, las habilidades personales, los enchufes... Son muchos los factores que pueden influir en que la persona encuentre o no el puesto deseado.

Lo cierto es que actualmente nos podemos plantear qué queremos hacer en la vida. Antiguamente no había tantas opciones. Si tu padre era carpintero, tú serías carpintero. Si era médico o militar, acabarías igual. A día de hoy casi cualquier cosa es posible pero, ¿es probable? ¿Qué debemos recomendar a un joven que va a elegir profesión?

Nadie tiene una bola de cristal, así que no podemos tener nunca la seguridad de acertar. Decidirse por lo que a uno le gusta o lo que tiene más salidas es una opción complicada. Si escogemos lo que no nos gusta acabaremos toda la vida haciendo algo con lo que no nos sentiremos felices. Si escogemos lo que nos gusta pero luego no podemos encontrar un trabajo relacionado con ello, tendremos que optar por dedicarnos a otra cosa para poder vivir.

Así que llegados a este punto y con la imposibilidad consecuente de saber qué nos va a deparar la vida, creo que sea cual sea la elección, lo fundamental es aprender a disfrutar lo que se hace.

Sea cual sea mi vocación, mis gustos, mis estudios... acabaré trabajando en algo que se podrá ajustar más o menos a ello. Los gustos cambian, las situaciones obligan, la vida exige... Así que si no podemos trabajar en lo que amamos, tendremos que aprender a amar lo que hacemos.

De este modo, como hemos visto en otras ocasiones, todo depende de la actitud con la que nos enfrentamos a las cosas. Y la actitud sí la podemos elegir.

Quizás este sea el mejor consejo: decidas lo que decidas, ten en cuenta que no sabes qué te deparará la vida. Lo único que puedes hacer es elegir cómo te enfrentarás a ello.

Un motivo más para defender que seguramente es más importante educar en gestión emocional que en muchas otras asignaturas.

 

 

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