Libertad y normas

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José Luis Bueno Blanco

Viendo las noticias en televisión me encuentro que en varia de ellas comentan una nueva norma que entra en vigor sobre tal o cual tema. En concreto una de ellas dice que el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) ha avalado la prohibición de ir desnudo o sin camiseta por las calles de Barcelona. Recuerdo que me pasé toda la infancia y adolescencia sin camisa, en las temporadas de calor. Lo cierto es que ahora no podría hacer muchas de las cosas que hacía cuando era niño o adolescente. Ahora esas cosas están prohibidas. Hemos evolucionado como sociedad. Hemos perdido opciones. Somos libres, pero con menos opciones.

Viajando por diferentes países me estoy dando cuenta que aquellos donde existe una mayor conciencia social, un mayor civismo, una mayor orientación a vivir en sociedad desde el respeto hacia los demás, están gobernados con innumerables normas. Casi hay una proporción directa entre el número de normas existentes y la madurez social, por llamarlo de alguna manera.

Me pregunto entonces ¿significa que en la medida en que nuestra sociedad se desarrolla y consolida vamos perdiendo libertad? Según la RAE, libertad es la facultad natural que tiene el hombre de obrar de una manera o de otra, y de no obrar, por lo que es responsable de sus actos. Entiendo que es obrar sin recibir un castigo por mi acción, porque de lo contrario no sería libre de hacerlo. Yo soy libre para optar por una opción u otra sin ser amenazado con castigo. Sin embargo, con las normas, las opciones se limitan.

Supongo que cada norma me va beneficiar de alguna manera. Que no se puedan hacer barbacoas en verano nos protege de que existan más incendios. Aunque pierdo la libertad de hacer un fuego en el campo para cocinar al aire libre. Supongo que con ciertas normas pagan justos por pecadores. En este caso se sacrifica un acto apetecible para disminuir la probabilidad de que exista un incendio, lo cual es algo no deseado por la inmensa mayoría de la sociedad.

¿No os habéis sentido horrorizados viendo alguna película futurista en las cuáles todo estaba reglamentado y había cero margen para la improvisación? Aunque también habréis sentido que en otros ambientes o países reine el caos y la desorganización debido a la falta de normativa sobre muchos aspectos.

¿Dónde está el límite? ¿Hasta dónde se puede establecer normas? Siempre se ponen normas para proteger el bien común, pero ¿no perderemos un poco de nuestra libertad?

Supongo que en la medida que crezcamos con un sistema de normas o se vayan aprobando poco a poco no creará en nosotros un sentimiento de falta de opciones, y solo quizás cuando entramos de golpe a otro sistema con muchas normas, sea el momento en el que nos impacte "todo lo que no se puede hacer".

¿Hay que elegir entre norma y libertad o van por separado?

 

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