La emocionalidad del pensamiento

Pensamiento y emoción van de la mano, no es posible desvincular lo que sentimos de nuestro sistema de pensamiento.

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Nuria Fernández López

En las distintas investigaciones de la emoción existe un acuerdo unánime en cuanto a la estrecha relación entre nuestros pensamientos y las emociones, hasta el punto que el pensamiento no sólo influye en las emociones sino que llega incluso a determinarlas.

Lo que realmente interesa y que es de destacar, es que las respuestas emocionales de cada individuo, están directamente relacionadas con sus pensamientos, y pueden afectar y de hecho así lo hacen, todas sus áreas vitales (salud, relaciones, productividad) y como derivada de esto, también pueden ser modificadas a voluntad en intensidad, frecuencia de aparición y forma de expresión.

En esta estrecha relación entre pensamiento y emoción ha sido posible identificar tipos de pensamientos que generan tipos de emociones. Conocer esta relación sus implicaciones y alcance, nos sirve para evitar la postura de víctima impotente que tanto nos gusta a veces representar por la facilidad de escenificación que esta postura conlleva. El papel de víctima nos "libera" de la responsabilidad de lo que sentimos y más importante aún, de tener que intervenir de manera activa para producir cambios en nuestras vidas.
El siguiente cuadro nos ayuda a ilustrar de un modo general cómo las emociones se relacionan con según qué pensamientos.

 

Tipo de pensamiento Emoción
No debería ser, no es justo Rabia
Algo malo podría sucederme Temor
No creo poder lograrlo Inseguridad
Si me expongo me rechazan Timidez 
Debí (o no) hacer eso o de esa forma Culpa
Algo en mí es inadecuado Vergüenza
He perdido algo valioso Tristeza
Nada cambia, todo es igual Aburrimiento
Nada puede mejorar las cosas Desesperanza
Esto es horrible, insoportable Asco
Esto me molesta pero temo decirlo Resentimiento
Esto debería ser para mí Envidia
Puedo perder esto valioso que es mío Celos

 

 

Si comprendemos y asumimos que la relación entre pensamiento y emoción existe, y que las emociones generan comportamientos, y que esta relación no es inamovible, sino más bien al contrario, también podemos a partir de aquí empezar a considerar cuáles son nuestras posibilidades de actuación y cambio. Y estas posibilidades de cambio a nivel emocional y comportamental están mediadas por introducir cambios en nuestro  sistema de pensamiento.  Dicho de otro modo, si verdaderamente comprendemos esta relación podremos no sólo cambiar nuestras emociones, sino producir emociones relacionadas con nuestro pensamiento. Podemos probar a ver cual es la diferencia de reacción a nivel emocional ante un mismo hecho con mensajes  o tipos de pensamientos diametralmente opuestos, por ejemplo: "esto es un desastre", "no voy a poder hacer nada", "es imposible" o " voy a intentarlo", "haré lo que está en mi mano", "es complicado pero a ver hasta donde puedo llegar". Nuestra capacidad de actuación, control, implicación y reacción emocional nada tiene que ver.

Existen algunas recomendaciones básicas entre el abanico de posibles acciones que nos pueden ayudar a gestionar de una forma más eficaz nuestra racionalización de los acontecimientos y por extensión, nuestras reacciones emocionales:

1- Observar: La observación consiste en poner atención a los pensamientos negativos que generamos a lo largo del día en las distintas situaciones que enfrentamos. No se trata de enjuiciar, sino sólo en observar para conocer lo que ocurre de manera automática.

2- Aceptar: Aceptar las circunstancias y acontecimientos sin la exigencia de que las cosas deberían ser diferentes a como realmente son, libera de mucha carga de ansiedad, tensión y frustración lo que no sólo libera, sino también incrementa la posibilidad de hacer algo concreto en el futuro.

3- Poner el foco en el presente: Ya hemos comentado en múltiples ocasiones esa capacidad que tienen nuestros pensamientos de desplazarse hacia el pasado y hacia el futuro. Esto no es sólo inadecuado y sino sobre todo disfuncional, ya que salvo que sea para recordar algo positivo del pasado o para planificar algo positivo del futuro estos viajes mentales nos sacan del único momento de vida y de posibilidad de cambio y crecimiento que existe: el presente.

4- Asumir responsabilidad: Asumir la responsabilidad personal de lo que nos sucede y no colocar sobre otros esta responsabilidad, nos proporcionará sensación de control y e incrementará nuestra capacidad de cambio.

5- Relajar: Ya en un post anterior: "Alba Emoting, como expresar y modular las emociones", hicimos referencia a la estrecha relación entre la corporalidad y las emociones, señalando como los cambios en la postura corporal o en el nivel de tensión muscular, influyen en el estado interno y por tanto en las emociones. La práctica de relajación, yoga, ejercicio en general, puede ayudar a controlar-modificar el patrón de respuesta habitual ante ciertos estímulos.

 

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