Pokémon Go: Atrápalos a todos (mientras caminas y aprendes)

Cómo un videojuego puede acabar con el sedentarismo y ayudarte a conocer tu ciudad.

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David Fernández

 

Lo habréis visto en la televisión, o leído en la prensa o quizás os lo haya comentado un amigo, el nuevo juego de moda ha llegado a los teléfonos móviles de todo el mundo: Pokémon GO.

A pesar de que el videojuego solo se puede descargar legalmente en nuestro país desde el viernes pasado, la fiebre que se había desatado mundialmente a través de la red ha conseguido que mucha gente se las ingeniara para conseguir probarlo unos cuantos días antes de su salida oficial al mercado. Así que si habéis estado atentos, habréis visto como muchas personas caminaban a vuestro lado, absortas en su pantallas mientras deambulaban de un lado a otro.

Los Pokémon tienen su origen a mediados de los años 90, en un videojuego de la compañía japonesa Nintendo. Son unos animales/monstruos que sus entrenadores capturan dentro de pequeñas cápsulas para luego poderlos evolucionar y competir enfrentando a unos con otros. Su nombre, viene de la contracción en inglés de las palabras Pocket Monster (monstruos de bolsillo). Después vendrían las series de dibujos animados, los comics, merchandising, más videojuegos...

El juego que acaba de llegar a nuestros smartphones en su concepto no es muy diferente del original, debes atraparlos a todos para después entrenarlos.

La gran diferencia radica en su uso de las nuevas tecnologías: la realidad aumentada y la localización por GPS.

El juego te invita a dar una vuelta por tu barrio, por tu ciudad, visitando diversos lugares donde podrás obtener pequeñas recompensas para seguir progresando en el juego, pero estos lugares no han sido elegidos de manera aleatoria, son lugares representativos de las ciudades relacionados de una u otra forma con el arte y la cultura: edificios de valor arquitectónico, placas conmemorativas, estatuas, parques, templos e incluso cierres metálicos de numerosos comercios que han sido decorados por sus dueños con pinturas murales o grafitis.

A este concepto se le conoce cómo ludificación, también traducido a veces como gamificación, consiste en el uso de técnicas, elementos y dinámicas propias de los juegos y el ocio en actividades no recreativas con el fin de potenciar la motivación, así como de reforzar la conducta para solucionar un problema u obtener un objetivo.

 

 

Pantallas del juego Pokémon GO

 

El creador del juego John Hanke, creador también de Google Earth, el motor del que hace uso la aplicación, declaraba hace días que uno de los objetivos que se planteó al inicio del proyecto fue el deseo de conseguir que las personas abandonen las pantallas de sus ordenadores y de que hagan más ejercicio, algo que se consigue cuando los jugadores persiguen Pokémon por la ciudad haciendo uso de la realidad aumentada.

Hanke criticaba a su vez el uso excesivo de tecnologías como las gafas de realidad virtual cuando también comentaba que no creía que los seres humanos estemos hechos para sentarnos en una habitación a oscuras rodeados de aparatos electrónicos.

La ludificación incorpora a su vez ciertas mecánicas que ayudan a completar el vínculo con el usuario a través de una sucesión de barreras que han de superar, cómo la recolección de diferentes Pokémon, puntos, clasificaciones y niveles o medallas otorgadas al completar cierto retos.

Otra de las características de la ludificación son las dinámicas de juego, motivaciones intrínsecas que nos impulsarán a seguir jugando. Algunas de ellas son: la obtención de recompensas, el estatus y reconocimiento dentro de la comunidad, la posibilidad de expresarse como un individuo único (utilizando una camiseta, peinado, gorra, colores), las ganas de competir, la cooperación entre diversos jugadores, el altruismo.

Dependiendo de las áreas que deseemos potenciar, deberemos escoger entre unas dinámicas u otras.

En definitiva, el uso de los juegos puede ser una buena excusa para pasar un buen rato mientras salimos a pasear y redescubrimos aspectos nuevos de nuestra ciudad. Yo por ejemplo, no tenía ni idea de que el actor Fernando Fernán Gómez había vivido a escasas dos manzanas de mi casa.

 

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