El secreto de la vida eterna

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Patricia Lanza

 

Vivir más años parece el objetivo de mucha gente. El mito de la eterna juventud lo demuestra. Y están de suerte, porque está claro que la esperanza de vida no deja de incrementarse. Aunque el límite biológico no supera los 115 años (al menos eso es lo que se afirma en un artículo publicado en la revista Nature), la esperanza de vida no deja de aumentar. Para mí, al menos, no es vivir más, sino vivir mejor.

Sea como fuere, la pregunta está ahí: ¿podemos hacer algo para vivir más? No está claro cuál es el peso de los factores genéticos y cuál el de los ambientales en la determinación de lo que podemos vivir cada uno. En cualquier caso, si confiamos en lo que dice la epigenética, sean ambientales o genéticos, algo sí podemos hacer.

En busca de respuestas a esta pregunta, se han analizado cómo viven las personas en 5 de las regiones más longevas del mundo, denominadas "zonas azules": Okinawa (Japón); Loma Linda (California, EE.UU), Cerdeña (Italia), Ikaria (Grecia) y Nicoya (Costa Rica). Esta investigación realizada por Dan Buettner, de la National Geographic Society, ha detectado que existen hábitos en común en estas personas que superan la centena.

Así que si te interesa llegar a los 100 años, adopta estos hábitos:

  • Nutrición: como nos han advertido hasta la saciedad, la dieta debe incluir verduras y legumbres y una reducida ingesta de carne. Además, frutos secos y otras fuentes de omega 3. Además, otro aspecto importante son las cantidades: dado que el mensaje de saciedad tarda 20 minutos en llegar al cerebro, hay que asegurarse de que se ha dejado de comer antes de estar llenos. Es lo que se denomina la regla del 80% (dejar de comer cuando el estómago está lleno al 80%). Por último, parece que tomar ciertos tipos de alcohol en cantidades moderadas (2 copas de vino) es también beneficioso.
  • Actividad física: que no deporte. Porque ninguna de estas personas está apuntada a un gimnasio ni practican deporte, sino que incorporan la actividad física en su rutina habitual. Se trata, por el contrario, de una actividad de baja intensidad pero frecuente como subir y bajar escaleras o cuestas o realizar actividades domésticas.
  • Grupos sociales: tanto los amigos como la familia se mantienen cerca a lo largo de los años. Como ya se había demostrado en estudios anteriores, no se trata de tener cientos de "amigos" en Facebook, sino de una red social de calidad. Personas que sabes que te ayudarán en caso necesario, y que suponen la mejor protección para la salud psicológica. Además, estos grupos sociales fomentan, asimismo, comportamientos saludables.
  • Desconexión: momentos que permitan relajarnos y reducir el estrés al que estamos sometidos. Desde rezar hasta echar una siesta son momentos que permiten esta desconexión.
  • Tener un propósito: levantarnos cada mañana por un motivo, como ya decía Viktor Frankl en "El hombre en busca de sentido", es la mejor forma de enfrentarnos incluso a las situaciones más extremas.

 

 

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