Trucos para evitar explotar

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Patricia Lanza

En las películas el protagonista enciende una mecha y tiene tiempo suficiente para salir corriendo y salvar su vida antes de que todo explote.

Con el estrés pasa algo similar, aunque es bastante común que la explosión llegue antes de habernos alejado lo suficiente para habernos puesto a salvo. Porque es habitual que una vez encendida la mecha, seamos incapaces de controlar la explosión. La mecha puede ser más o menos larga, pero la explosión está casi asegurada.

Ahora bien, no es menos cierto que existen mecanismos para controlarlo: alargarla lo más posible e, incluso, lograr que se apague.

Veamos algunos trucos que nos pueden ayudar a controlar en unos minutos esas situaciones en las que el estrés va gestándose dentro de nosotros como en una olla a presión antes de estallar.

5 trucos para reducir el estrés en 5 minutos:

 

1. Trata de identificar que te encuentras en una situación altamente estresante lo antes posible. Puede parecer de perogrullo, pero cuanto antes identifiquemos que nos estamos metiendo hasta el cuello en una situación que nos puede llevar al descontrol total, antes podremos poner los mecanismos adecuados en marcha. La respuesta de estrés es una respuesta muy básica, de lucha o huida, que se genera en el cerebro y manda señales fisiológicas a todo el cuerpo: los músculos se tensan, el corazón late más deprisa, la respiración se acelera... No es necesario llegar a la situación en la que los hombros ya nos lleguen a las orejas, de que nos estemos clavando las uñas en la palma de la mano o que la mandíbula esté más apretada que la de un perro de presa. Sé consciente de las señales de tu cuerpo, cuanto antes, mejor.

2. Ponte erguido/a: la postura que mantenemos dice mucho no sólo a los demás, sino a nuestro propio cerebro. Una postura erguida nos ayuda a reducir el estrés ya que reduce los niveles de hormonas como el cortisol (relacionada con el estrés) e incrementa nuestra sensación de seguridad en nosotros mismos. Algunos estudios, incluso, han detectado que estar encorvados mientras trabajamos incrementa el número de pensamientos negativos que se generan.

3. Haz unas pocas respiraciones profundas: una inspiración profunda y deja que el aire salga poco a poco. Sólo eso, tres o cuatro veces es suficiente para que el nervio vago mande una señal al cerebro pidiéndole que se calme.
4. Centra tu atención en algo externo. La respuesta de estrés es, en gran medida (y especialmente cuando no se trata de un león tratando de comernos) de un tema de interpretación de la realidad. Son nuestros propios pensamientos los que generan esa ansiedad que nos supera. Pero intentar cambiar los pensamientos no es tan sencillo, especialmente cuando estamos ya metidos en una situación que nos tiene muy agobiados. Por lo tanto, la mejor estrategia para lograr ese objetivo sin caer en la trampa de "no pienses en el elefante rosa" (cuando intentas quitarte un pensamiento lo peor es centrarte en eliminarlo porque es la mejor forma de tenerlo siempre presente) es focalizar tu atención en otra cosa. Un buen truco es ponerte a describir objetos que tengas delante: colores, formas, texturas, tamaños... Haz que toda tu atención se desplace del interior al exterior.


5. Mira fotografías de paisajes o de animales (a ser posible, bebés): puede sonar absurdo, pero distintos estudios revelan que mirar imágenes de escenas de la naturaleza tiene un efecto cardio regulador, haciendo bajar la tasa cardiaca. Y desde la Universidad de Hiroshima se vio que mirar fotos de animales (siguiendo el concepto Kawaii, que significa "tierno") mejora el rendimiento, ya que se centra mejor la atención y se incrementa la eficiencia. 

 

 

 

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