El líder emocional

Inteligencia emocional y liderazgo son dos términos que deben ir de la mano cuando hablamos de un buen líder.

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Nuria Fernández López

La inteligencia emocional es un conjunto de habilidades psicológicas que nos permiten, de un modo equilibrado, expresar nuestras emociones y entender las de los demás.

Inteligencia emocional y liderazgo deben ir de la mano, ya que las personas somos emoción antes que razón. Los líderes más valorados son aquellos con capacidad de reconocer sus propias emociones, las de sus equipos y de gestionarlas adecuadamente. La inteligencia emocional es tan importante, que se calcula que 65% del éxito laboral se debe al competente emocional. Interviene en la toma de decisiones, la calidad de las relaciones interpersonales y el apropiado control de las emociones, entre otras.

El líder emocional es capaz de lograr que su equipo esté motivado para alcanzar un objetivo común, tome decisiones consensuadas, exista un buen ambiente de trabajo y que la productividad y eficiencia de las personas a su cargo sea mayor. Un líder emocional a diferencia de un jefe, fomenta las capacidades de las personas que tiene alrededor, se alegra por sus logros, detecta y potencia las habilidades para conseguir lo máximo de cada una, se responsabiliza de la consecución de objetivos, y no usa la culpabilización cuando las cosas no salen como se espera. Su principal herramienta es la inteligencia emocional, que usa para generar confianza y buena comunicación, bases de la productividad y la motivación.

Entre las principales habilidades que debe cultivar un líder emocional han de estar:

  • Empatía para detectar los sentimientos de los demás y ponerse en su lugar.
  • Escucha activa para intentar comprender más allá de lo que se dice.
  • Control emocional para gestionar sus propias emociones y las de los demás de cara a prevenir y/o solucionar conflictos.
  • Autoconocimiento de las propias fortalezas y debilidades, y también las del equipo, para potenciar las competencias y detectar áreas de mejora, impulsando el desarrollo de las personas.
  • Capacidad de motivación para establecer retos que incentiven al equipo en su consecución dando lo mejor de sí mismos.
  • Alta resiliencia para persistir ante las frustraciones, y saber transmitirla a su equipo.

 

El líder emocional, por tanto, se caracteriza por haber desarrollado un gran consciencia y manejo de las propias emociones, y también de las emociones de los demás, lo que le permite influir en ellos. Cada vez son más los datos empíricos que demuestran que las personas con capacidad de autogestionar las emociones, de percibir y comprender las emociones de las demás y generar espacios de mutuo beneficio, son aquellas que acaban desarrollando con mayor facilidad ciertas competencias laborales como el trabajo en equipo, liderazgo, productividad, comunicación asertiva, compromiso, responsabilidad, etc. Los expertos coinciden en que hoy en día lograr éxito en las organizaciones, está muy relacionado con el desarrollo de las competencias emocionales.

 

Os dejo un vídeo que, aunque un poco largo, ocho minutos, ofrece una visión general de lo que representa la inteligencia emocional en el entorno laboral.

 

 

 

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