Soluciones para vencer la indefensión aprendida

La indefensión aprendida es un estado en el que la persona aprende a pensar que no tiene control sobre su situación. Aquí exponemos algunas ideas para luchar contra estas situaciones, para ser inmunes a la indefensión.

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José Luis Bueno Blanco

 

En días anteriores hablamos del término Indefensión Aprendida. Por recordar el término, tomamos una definición de la wikipedia: La Indefensión aprendida, o adquirida, es una condición psicológica en la que un sujeto aprende a creer que está indefenso, que no tiene ningún control sobre la situación en la que se encuentra y que cualquier cosa que haga es inútil. Como resultado, el animal permanece pasivo frente a una situación displacentera o dañina, incluso cuando dispone de la posibilidad real de cambiar estas circunstancias.

Hoy vamos a aportar alguna idea sobre cómo combatir este estado de Indefensión en el que podemos caer, o mejor dicho "aprender" y que nos situa en un estado emocional tan aversivo.

He recogido las ideas de un artículo del que fue mi profesor de Psicología del Aprendizaje en la Universidad Pontificia de Salamanca, José Ramón Yela Bernabé. El título es: "Indefensión aprendida en sujetos humanos y su inmunización. Influencia del estilo atribucional y de los programas de reforzamiento".

No hay muchas investigaciones sobre cómo paliar la indefensión aprendida, pero si se conocen aspectos que ayudan a formarla, y desde este punto, podemos pensar en estrategias para combatirla.

Hay dos aspectos a destacar. Uno de ellos es la experiencia previa en episodios de fracaso o situaciones aversivas. Los estudios dicen que una persona que ha tenido episodios de fracaso seguidos de episodios de éxito, es decir, que ha vivenciado sucesos controlables parcialmente, son más proclives a la inmunización que las personas que han sido sometidos a episodios totalmente incontrolables o totalmente controlables.

Haciendo alusión a un refrán "Lo que no te mata te hace más fuerte", parece que se cumple en este sentido. Someternos a situaciones variadas de éxitos y fracasos nos hace más fuertes que enfrentarnos siempre a fracasos o siempre a éxitos.

 

El otro aspecto es el estilo atribucional de las personas, es decir, a qué atribuimos el éxito y/o el fracaso. Las personas que están entrenadas en hacer una atribución específica y externa de los fracasos tienden a sobreponerse y afrontar mejor las situaciones de incontrabilidad que los que hacen atribuciones globales e internas.

En otras palabras, cuando voy a una entrevista de selección y me descartan, previenen mejor la indefensión aprendida las personas que atribuyen el resultado a situaciones específicas, por ejemplo, "en esta ocación no he sido seleccionado..." y externas, por ejemplo "... porque el entrevistador no ha sabido valorar mi experiencia en ...".

Por otra parte, serán más propensos a vivir experiencias de indefensión aquellas que hacen atribuciones globales "nunca me seleccionan..." e internas "porque yo no valgo lo suficiente...".

Anteriormente escribí un post donde se trataba este tema aplicado a un caso concreto. El post se llama ¿Cómo afecta nuestra disposición interna a la venta? En él podrás ver muy ejemplificado las distintas variables de las atribuciones que hacemos las personas.

No obstante este tema puede generar polémica ya que, por una parte, es bueno para la persona realizar atribuciones (o echar la culpa) a situaciones externas y específicas, pero por otra parte, podemos percibirlo como no asumir la responsabilidad. Incluso, en nuestra cultura, cierto autocastigo o autoreproche por situaciones de fracaso está bien valorado, es políticamente correcto. ¿Sabremos encontrar el punto medio para asumir nuestros errores y no minar nuestra autoestima?

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