La evidencia ya no es suficiente

"Lo que pensamos no debe definir lo que somos"

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Nuria Fernández López

No sé si os pasará también a vosotros, pero yo tengo cada vez más la sensación de que la comunicación se nos va haciendo cada vez más difícil. Si echamos un vistazo a nuestro alrededor, encontraremos problemas de distinta naturaleza que con bastante probabilidad tendrán en su base un trasfondo de comunicación que no fluye. En muchos aspectos nos hemos vuelto cada vez más dogmáticos e intolerantes, y esto no hace más que poner palos en la rueda de la comunicación, el diálogo y la comprensión. 

Y aunque no es un tema que tenga un análisis ni mucho menos fácil, el post de hoy pretende abrir al menos algunos espacios al cuestionamiento.

En esta charla Ted se plantean algunas cuestiones que son fácilmente reconocibles en el mundo que vivimos, y que nos ayudan a entender algunos comportamientos.

Una de las ideas que plantea, y que con frecuencia nos lleva a enzarzarnos en discusiones en las que nos creemos poseedores de todas las certezas, es que la evidencia de algo, no es suficiente para que todos pensemos igual. Los datos no son suficiente prueba. Aunque la información esté, no es suficiente, ya que la  supeditamos a nuestras emociones, y aquí ya la cosa se complica bastante. La razón se somete a la emoción. Construimos opiniones que acaban conformando nuestra identidad, y en este terreno, el cambio y ya no es sencillo. Cualquier cuestionamiento se percibe entonces como un ataque, no como una discrepancia. Y con ello la temperatura del desacuerdo va aumentando. En este contexto distinguimos entre amigos (piensan igual que yo) y enemigos (obviamente, piensa distinto). Y para confirmar mi coherencia como ser humano, tiendo a excluir al enemigo y a elegir al amigo, que se convierte en amplificador de mis propias creencias.

En este punto, como se comenta en la charla, la solución ha de venir por el esfuerzo y el reto de aprender a disociar a la persona de sus ideas. La idea no ha de ser la identidad. Todos debemos hacer un esfuerzo por aprender a escuchar lo que no nos gusta, encontrar maneras de pensar distinto y estar en desacuerdo, aceptar la diferencia y no convertir las ideas en ideologías. En el único lugar donde el diálogo y el cambio es posible, es aquel en el que "lo que pensamos no define lo que somos". Podemos estar abiertos a cambiar nuestras ideas, pensamientos, actitudes, comportamientos, pero ya es más complicado modificar aquello que entendemos no forma parte de nuestra identidad.

 

 

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