Personalidades susceptibles

Susceptible: del latín susceptibĭlis, hace referencia a quien es quisquilloso, demasiado delicado o que es fácil de ofenderse con cualquier pretexto.

 

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Nuria Fernández López

Todos tenemos nuestras propias susceptibilidades en algún aspecto de nuestras vidas. En cada uno de nosotros hay dimensiones más sensibles que "pueden hacernos saltar". El problema es que, como en todos los ámbitos de la vida, existen diferentes grados e intensidades, hay personas que parecen vivir en continua susceptibilidad, que todo supone un posible cuestionamiento y esto les lleva a adoptar el modo “defensa” o “ataque” de forma contínua.

La comunicación y las relaciones con este tipo de perfil son muy complicadas y agotadoras en muchos casos. Siempre hay que andarse con “pies de plomo”, no vaya a ser que algo les siente mal…

Las personalidades susceptibles son aquellas con las que es difícil convivir y comunicarse, analizan cualquier palabra o actuación en detalle para encontrar algo en su contra, interpretan las palabras de modo equívoco y ven ataques donde no los hay.

Cada uno de nosotros tenemos un umbral de sensibilidad a la hora de vernos afectados por los actos ajenos. Sin embargo, las personas susceptibles casi siempre caen en la malinterpretación y en el enfado. Según el doctor en psicología Martin Lyden, “las personas susceptibles son aquellas que disponen de menos empatía, cualquier cosa que sucede a su alrededor lo procesan de acuerdo a su propio patrón. A su propio universo y su código de lo que es correcto y lo que no. Y la principal dificultad es que cualquier hecho es interpretado como un ataque personal”.

Otro rasgo característico de este tipo de personalidad suele ser la negación, las personas con este tipo de personalidad no suele aceptar que son así y suele achacar a los demás sus problemas, lo que los convierte en hábiles generadores de culpa. Las personas especialmente susceptibles asumen el peor escenario posible, y se imaginan fácilmente ofensas dirigidas hacia ellos, son fácilmente irritables, se enfadan fácilmente y actúan de forma impulsiva.

Algunos otros comportamientos que pueden ayudarnos a evidenciar la susceptibilidad de las personas que nos rodean y hasta la nuestra propia serían:

  • Ser muy críticos, duros y exigentes con los demás, no tolerando el más mínimo fallo o error. Siendo también muy exigentes consigo mismos y con las metas que se imponen.
  • Tener dificultad para aceptar su parte de responsabilidad en los fracasos, y achacarlos a las intenciones de los demás.
  • Cualquier palabra o gesto que interpreten como rechazo les hace mucho daño y por el contrario cuando se les hacen cumplidos o se les refuerza, no prestan atención.
  • Interpretan cualquier suceso como relacionado con ellos y normalmente de manera negativa.
  • Ver segundas intenciones en todo, miradas, palabras, tonos de voz…Suelen presentar desconfianza y sospecha hacia los demás y sus motivos.
  • Gran necesidad de la aprobación de los demás.
  • No escuchan realmente lo que la otra persona está diciendo, y se centran en sus propias interpretaciones.
  • Tienen dificultades para aceptar críticas, ni aunque estén fundamentadas y sean formuladas de forma constructiva, tienden a pensar que la intención del otro es herirles.
  • Suelen interpretar que ellos son las víctimas de los demás, por lo que esperan que sean los otros lo que se disculpen con ellos y tienen dificultades para pedir perdón.

Es muy posible que todos en alguna medida nos veamos reflejados en alguno de los comportamientos descritos, lo que establece la verdadera diferencia, como ya se ha comentado, es el grado y la intensidad en que se presenten dichos comportamientos y las consecuencias que ello implica en las relaciones y la comunicación con quienes nos rodean.

 

“Allí donde hay más sensibilidad es más fuerte el martirio" (Leonardo da Vinci)


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