Aprender a distinguir

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Patricia Lanza

 

Aprender a distinguir las cosas es fundamental en la vida. Desde la supervivencia más básica (como diferenciar las setas venenosas de las comestibles o los animales peligrosos de los inofensivos) a temas más prácticos (como no confundir la sal con el azúcar).

En lo tocante a nuestro bienestar emocional y eficacia personal distinguir es también imprescindible. Para organizar y aprovechar nuestro escaso tiempo nos dicen que es fundamental que distingamos entre lo importante y lo urgente y, en función de esto, prioricemos nuestras tareas.

Para ocuparnos en lugar de preocuparnos, saber qué es lo que podemos controlar y qué otras cosas están fuera de nuestro control es esencial. Ya lo dice la famosa Oración de la Serenidad (Señor, concédeme serenidad para aceptar todo aquello que no puedo cambiar, valor para cambiar lo que soy capaz de cambiar y sabiduría para reconocer la diferencia).

Otra de las diferenciaciones que nos puede ayudar mucho en la reducción de nuestras preocupaciones es saber qué va a ser importante dentro de un tiempo y qué no. La sencilla pregunta de... "Esto que ahora te preocupa tanto, ¿qué importancia tendrá para ti dentro de un día?, ¿y de una semana?, ¿y en un mes?, ¿y en un año? ....  Nos ayuda a relativizar.

Distinguir entre lo útil y lo valioso es también clave para preocuparnos menos y ser más felices. ¿Tenemos clara la diferencia? Si no es así, las claves para hacerlo nos las proporciona este texto:

"Quizás una de las cosas que más necesitamos es aprender a distinguir lo útil de lo valioso. Un sacacorchos es útil. Un abrazo es valioso. Una puerta es útil. Ver un atardecer es valioso. Un mechero es útil. Una amistad es algo valioso.

Casi siempre, lo útil es más caro que lo valioso. De hecho, lo valioso rara vez cuesta dinero. Y esto ocurre porque el dinero es útil, pero no es valioso. Lo valioso genera mucha más felicidad a largo plazo que lo útil. Y, sin embargo, a menudo, valoramos más lo útil que lo valioso.

Los mejores momentos de la vida no cuestan dinero. Ver nacer a un hijo, el primer beso, sentir que vuelas de la mano de alguien... Los momentos que se nos pasan por la cabeza justo antes de abandonar este mundo no costaron dinero. Esos momentos son lo más valioso que tenemos.

Cuando te asalte una preocupación, párate a pensar si lo que buscas es útil o valioso. Aprende a distinguir, y te darás cuenta que vivir bien no es tan caro como te habían contado."

 

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