Black Friday, la compulsión supera la ficción.

Se conoce como Black Friday al día que se inaugura la temporada de compras navideñas en Estados Unidos (un día después del Día de Acción de Gracias), el último viernes de noviembre, aunque ya prácticamente esta tradición se ha extendido a todo el mundo, incluyendo España.

Bookmark and Share

Nuria Fernández López

Ya instaurado por completo en nuestras rutinas, el Black Friday nos impulsa a la compra compulsiva más allá de la necesidad. Y lo que es peor, hemos normalizado esta compra compulsiva.

Las grandes campañas de marketing a través del correo electrónico, redes sociales, televisión, carteles publicitarios o radio, nos presentan ofertas con fecha de caducidad, y con con ello nosvan generando la urgencia de adquirir dichos productos, aunque no los necesitemos. El uso de las nuevas tecnologías y las redes sociales ha multiplicado de manera exponencial los mensajes y los impactos publicitarios. Normalmente se apela a la parte más emocional para convencernos de la necesidad de compra. "Cómo dejar pasar la oportunidad".

El aspecto más primario es que adquirir algo rebajado o que creemos hiper rebajado nos produce placer, experimentamos una sensación de logro. Por otro lado, vemos, o creemos, que la mayoría se hará con la oferta, y no podemos quedarnos atrás, con lo que finamente caemos en la trampa y acabamos consumiendo.

A pesar de nuestra racionalidad, o en algunos casos supuesta, nuestro cerebro no es una máquina infalible, nuestras decisiones están influenciadas por emociones, ideas preconcebidas o percepciones subliminales que nos empujan a tomar decisiones rápidas e irreflexivas. Muchas veces buscamos el placer a corto plazo y basamos nuestras decisiones en algo tan maleable como las emociones que tienen una gran influencia sobre las decisiones económicas que tomamos, nuestro gasto no lo dirigen tanto las necesidades reales, como las necesidades percibidas.

 

 

En ciertas fechas señaladas como Black Friday, o las rebajas, adquirimos un producto soñado a un precio 'de ganga', o eso es lo que pensamos. Algunas investigaciones han constado que cuando los consumidores atribuyen un descuento a una ocasión especial es más probable que acaben comprando.  Es por ello por lo que una misma situación puede entenderse como un descuento sin sentido o como una oportunidad que no hay que dejar escapar. Nos da la impresión de que, si perdemos la oportunidad de comprar un artículo determinado, ¡luego nos arrepentiremos!

Un buen ejercicio y la medida más básica, es que frente al producto reflexionemos y nos preguntemos si realmente lo necesitamos, y qué utilidad va a tener en nuestro día a día. Con frecuencia llevamos a cabo acciones que no habríamos llevado a cabo si nos hubiésemos dado un mínimo tiempo de reflexión. Los impulsos no suelen ser buenos consejeros, especialmente cuando nuestra cartera está de por medio. Asumido esto, todos tenemos derecho a darnos un capricho de vez en cuando y a decidir en qué gastar nuestro dinero. Lo importante es aprender a hacerlo sin tener que sentir culpabilidad después.

 

 

Grupo Finsi | NM formación y consultoría | Davinchi