La incertidumbre que no nos deja

Incertidumbre: falta de seguridad o certeza sobre algo generando la sensación de inquietud, ansiedad e incluso miedo.

 

 

Bookmark and Share

Nuria Fernández López

El que hoy en día esté seguro de algo, que no sea lo incierto de todo, que tire la primera piedra.

Desde 2020 hemos experimentado cambios muy drásticos en nuestro contexto y nos hemos visto con la necesidad de adaptarnos sí o sí casi permanentemente. La palabra incertidumbre y volatilidad se nos están quedando cortas, no alcanzan para todo lo que estamos viviendo en los últimos tiempos. Ya no sólo es el cambio, sino también la rapidez con lo que hoy es, y mañana deja de ser. Vamos como de puntillas, pisando sin aplomo por si hay que salir corriendo.

En mi caso confieso que tomar decisiones a largo plazo, más allá de lo que puede ser una meta en el horizonte, ha pasado a la historia. Casi todo vive en lo inmediato, en el sentido más inmediato de inmediato. Las soluciones hay que darlas con lo que hay, el esperar a ver que pasa, ya no es una opción, seguramente en ese impás de espera habrán cambiado algunas variables.

Hemos pasado de un mundo donde muchas cosas eran previsibles y estructuradas, a un mundo donde todo fluctúa. El problema que nos encontramos es que tenemos muy arraigado el valor de la seguridad, y esto nos provoca en muchos momentos una gran vulnerabilidad. Convivir con el cambio constante, pide una buena dosis de habilidades personales para gestionar la incertidumbre y el universo de cosas que nos preocupan. Cada vez estamos más influenciados por situaciones que escapan a nuestro control. Cuando la incertidumbre aparece en nuestras vidas, nuestra mente comienza a emitir pensamientos con expectativas negativas frente a posibles amenazas, esto nos repercute a nivel físico y mental, se transforma en un alejamiento de nuestro bienestar, pasando de estar enfocados en nuestro presente a enfocar nuestra atención a un futuro incierto. Esta incertidumbre provoca una sensación de inseguridad e impotencia que trae consigo respuestas emocionales tales como ansiedad, estrés, preocupación, enfado, etc.

 

Para ayudarnos es la gestión de esta incertidumbre, es recomendable ponernos pequeños objetivos a corto plazo. Dándole así algo de poder a nuestra necesidad de control, generando cierta sensación de seguridad.

Nos encontramos en un mundo complejo, donde nos toca, sí o sí, convivir con la incertidumbre, lo que se convierte en un reto tan necesario como importante. La incertidumbre no nos afecta a todos por igual, ni las mismas circunstancias nos afectan de la misma forma, podemos pasar de un afrontamiento complicado en unas situaciones y una actitud optimista y fluida en otras. Trabajar nuestro autoconocimiento es un factor clave para comprender las fortalezas con las que contamos, las áreas que necesitamos mejorar y los aprendizajes que podemos incorporar para  ponernos más fácil este complejo recorrido.

 

Grupo Finsi | NM formación y consultoría | Davinchi