Capabilities

El arte de reformular "cómos"

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Camino Santiago Mellado

Según mi padre, mi abuelo siempre decía: "si no puedes hacer lo que quieres trata de querer lo que haces". Supongo que, si no todos, la mayoría ha oído esta frase en algún momento, pues no hace mucho, supe que esta maravillosa verdad salió de la boca de Jean Paul Sartre muchos años antes de que mi abuelo fuese padre y luego abuelo.


Pero, dejando lo anecdótico a un lado, quedándonos con lo esencial y siendo prácticos, la pregunta no es ¿qué? Ni ¿quién? Sino... ¿Cómo? ¿Cómo querer lo que haces?


Desde niños, nos enseñan que el conocimiento es parcelado. Aprendemos matemáticas, sociales, naturales, lengua y literatura, historia... pero no tenemos una asignatura que nos permita analizar cómo se interrelaciona todo este conocimiento en nuestro qué hacer diario. Incluso, cuando comenzamos nuestros estudios superiores, elegimos materias muy concretas que nos dirigen a puestos de trabajo muy específicos.
De unos años para acá, parece que estas barreras que delimitaban áreas particulares e independientes de conocimiento, están comenzando a fusionarse con las barreras adyacentes, surgiendo así, ámbitos de conocimiento aplicados a otros ámbitos de conocimiento, aumentando límites y objetivos, creando nuevas posibilidades, reinventándose a sí mismas y ayudando a reinventarnos a nosotros mismos.


Nuestro títulos, universitarios o no, no solo deben mostrar una maestría en el área para el que esté destinada dicha especialidad, es decir, una persona que estudia magisterio dará clase, aquel que estudie medicina será médica, un mecánico arreglará coches... Puesto que este conocimiento nos llevará a buscar lo que queremos.

Nuestros títulos deberían dotarnos de una clase de conocimiento que fuese más allá y no se quedara simplemente en un sota-caballo-rey. Un conocimiento que podamos aplicar y desarrollar en cualquier otra área no sólo en aquella hacia la que esté destinada. De este modo, un profesor aprenderá pedagogía y cómo aplicarla tanto en un colegio, como en una empresa, como en una cena navideña... Así, haga lo que haga, le gustará, puesto que será capaz de aplicar aquello que estaría buscando toda su vida, hoy, en cualquier puesto de trabajo. Si, como profetizan algunos expertos, es cierto que el 75% de las profesiones del futuro aún no existen o se están creando, más vale que la capacitación y el proceso de enseñanza-aprendizaje sea lo más versátil y plástico posible. El sistema educativo, en gran medida, sigue pareciéndose demasiado a las antiguas fábricas del siglo XIX. Produce en serie, masivamente, piezas cuyo encaje con la realidad se torna cada vez más problemático y disfuncional. Por este motivo, para evitar el lastre de las antiguas estructuras que van quedándose obsoletas, en el mundo anglosajón se ha puesto de moda el concepto "capabilities" (capacidades) para definir el modelo educativo del siglo XXI.

 


Retomando el comienzo del post diré que a mi abuelo no le faltaba olfato en cuanto a por dónde iría la vanguardia educativa del nuevo milenio. Educar en capacidades, como sostiene la filósofa norteamericana Martha C. Nussbaum, no es más que dotar a los ciudadanos (hablar hoy de estudiantes es un oxímoron) de las habilidades necesarias para hacer frente a un mundo en constante transformación. Incorporar en nuestro know-how personal la experiencia de haber sido capaces de formular y reformular nuestros "cómos" para sentirnos cómodos y a gusto con lo que hacemos ya que, sea lo que sea, puede que no dure eternamente.

 

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