Agradecer: una obligación social

El agradecimiento como vía para construir relaciones sanas y asertivas

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Alicia Jiménez

Hace algún tiempo leí un artículo titulado "Agradecer: una necesidad o una obligación" publicado en Auges del 26 de Mayo de 2008.

El artículo comienza así: "El agradecimiento es algo más que una idea filosófica o moral, es una dimensión de la vida que se expresa en todas sus formas, desde la vegetal hasta la compleja y rica vida humana"

Podemos experimentar esa emoción al mirar el cielo y también al ver a una persona ceder el asiento a otra en el autobús. Aunque no seamos beneficiados directamente por ese gesto, está científicamente comprobado que en ese momento, como meros  observadores de un acto bondadoso, nuestro cerebro recibe un "chute" de serotonina y nuestro sistema inmunitario se fortalece.

 

 

El artículo sobre el agradecimiento continua así: "... tiene una función de reconocimiento del valor de estar vivo y por lo mismo implica una clara toma de conciencia de todo aquello que es bueno para nuestra vida y de la importancia de retribuirlo para contribuir al desarrollo de la vida misma"...

Todos necesitamos el reconocimiento de nuestro valor y presencia. Ese reconocimiento tiene muchas caras: apoyo, colaboración, lealtad, retribución, ayuda, etc.

La gratitud está en la base de  sentimientos muy importantes en la construcción de la identidad y de las habilidades para establecer relaciones sociales asertivas y satisfactorias: el disfrute, sentimientos de cercanía con las cosas y con las personas, la esperanza, el gusto de estar juntos, la confianza y el fuerte anhelo de corresponder, que nos lleva a buscar, descubrir, construir, resolver, ayudar, amar.

A partir del artículo citado me gustaría enunciar una serie de conclusiones sobre la gratitud:

1. Es una emoción básica que forma parte de la estrategia evolutiva para seguir mejorando la calidad de vida humana. Favorece la colaboración, sin la cual el ser humano no habría alcanzado jamás el grado de desarrollo y progreso del que hoy gozamos.

2. Nos pone en contacto con las motivaciones más elevadas, en concreto con el deseo y sentimiento de "encajar", de "formar parte de algo"

3. Es una fuente de fortaleza y motivación inagotable.

4. Cuando expresamos gratitud despertamos algo que a menudo está dormido, en nosotros y en el otro, una especie de consciencia vital.

5. Nos pone en contacto con el hecho de que siempre estamos recibiendo, de innumerables maneras que ya casi no percibimos. Suceden cada día pero no superan nuestro umbral de conciencia, son una música que no podemos oír porque existe demasiado ruido o un sutil aroma que se pierde entre humos y olores.

6. Nos lleva a una expresión auténtica y sincera de ese agradecimiento. Nuestro "gracias" no es protocolario, lleva esa música, ese perfume.

7. Hace que retribuir eso que recibimos sea una obligación social. Devolver el bien recibido hacia quien sea, no sólo en la misma dirección de la que ha venido

¿Qué nos impide, en ocasiones, percibir y reconocer todo lo que hay de bueno en nuestras vidas?. Una idea dolorosa y falta a partir iguales, "No he recibido suficiente". Mantenemos esa creencia a pesar de las evidencias y los hechos.  Si hemos llegado  a ser la persona que somos, capaz de vivir una  vida, es un hecho que hemos debido recibir lo suficiente en el pasado y que lo seguimos recibiendo. En mi opinión es vital dejar de compararse con otros para volver a tomar contacto con nuestra gratitud.

 

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