Tradición y novedades en la 83a gala de los Oscars.

A lo largo de la vida, cada uno de nosotros va desarrollando ciertas actividades que repite de manera continuada siguiendo diversos ciclos, meses, años...

Algunos de ellos no dejan de ser nada más que modas pasajeras que al cabo de unas pocas ocasiones acaban por extinguirse y desaparecer, otras en cambio, año tras año continúan teniendo la fuerza y el sentido de la primera vez: son las tradiciones.

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David Fernández

Cómo cada año, desde hace más de un década la noche de los Oscars se ha convertido en una tradición para mí y para mi grupo de amigos. Los últimos meses se convierten en una frenética carrera por ver en el cine todas las películas posibles que hayan sido nominadas para así llegar a la noche en cuestión con el suficiente criterio.

Así, con una buena provisión de pizza o comida china, patatas y diversos refrescos con cafeína, pasamos la madrugada viendo la gala, intentando adivinar el mayor número de ganadores del premio para así convertirnos en el ganador de la quiniela. Este año no podía ser menos y nuestra tradición se ha repetido un año más.

El resultado de los premios que está noche se han repartido, al igual que los colores, dependerá de los gusto de cada persona, pero uno no puede dejar de notar el hecho de que en la academia de los Oscars, algunas cosas siguen como siempre y otras, poco a poco empiezan a cambiar.

Ateniéndonos a los premios principales uno no deja de notar cierta tendencia por premiar a actores y actrices que han interpretado papeles dónde el personaje debe enfrentarse a una dura prueba de superación, seres atormentados o personajes marginales que luchan por emerger y salir de un mundo al que no desean pertenecer.

Natalie Portman

La propia condición humana nos enseña que las historias de los hombres y mujeres que se han hecho a si mismos, que han afrontado duros retos y han salido victoriosos, que han mirado a sus miedos a la cara y les han vencido, son aquellas que más admiramos, supongo que porque dentro de todos nosotros siempre hay un deseo de ser reconocido socialmente, de triunfar sobre nuestras propias debilidades y que, por pequeñas que están sean comparadas con los de los personajes de la pantalla, siempre nos podremos ver reflejados en ellos.

Así el rey tartamudo que intenta corregir su defecto del habla interpretado por Colin Firth; el boxeador drogadicto que intenta salir de la marginación y ayudar a su hermano,  interpretado por Christian Bale o el personaje que interpreta a su madre, preocupada por recuperar y devolver a su hijo mayor a los tiempos de gloria -Melissa Leo en The Fighter- o la bailarina que debe demostrar todo su potencial mientras lucha contra su propia mente y una madre excesivamente sobreprotectora -con una magnífica actuación de Natalie Portman- nos parecen personas cercanas, casi reales, en dónde podemos encontrar un poco de nosotros mismos.

Siguiendo esta premisa no es extraño observar que una de las películas triunfadoras de la noche haya sido el discurso del rey, de la que ya hablamos hace unas semanas. Además del premio al mejor actor principal, también ha obtenido el de mejor película, mejor director y mejor guión adaptado. Cuatro de los grandes.

Colin Firth

Por otra parte, otra de las grandes triunfadoras de la noche ha sido la película Origen, del director Christopher Nolan. No deja de ser curioso que aunque se trate de una película que se apoya fundamentalmente en la complejidad de la trama elaborada dentro de un guión tan complejo, se haya volcado de tal manera en la parte más técnica y el desarrollo de unos espectaculares efectos especiales; tanto ha sido así que sus cuatro premios han correspondido a categorías técnicas.

Es innegable que como ya pasó con el cambio del cine mudo al sonoro y del blanco y negro al color, estamos viviendo una nueva revolución técnica que implica en ciertas ocasiones una nueva manera de hacer cine, una nueva manera de contar las cosas.

Este año, dos premios que tradicionalmente han ido a parar a "artesanos" cómo son las categorías de dirección artística y diseño de vestuario, han recaído sobre la particular revisión de Tim Burton de "Alicia en el país de las maravillas", una película repleta de efectos especiales donde las horas de post-producción han superado ampliamente a las de rodaje.

Y no podemos olvidarnos tampoco de la maravillosa "Toy Story 3", una película de animación tan real que también ha optado al premio a la mejor película, al mejor guión adaptado, a la mejor canción original, mejor montaje de sonido y, obviamente, a mejor película de animación.

Gracias a los avances de la tecnología existe otra manera de hacer cine, seguramente ni mejor ni peor que la que conocíamos hasta ahora, simplemente diferente, y ya sea a través de un brillante guión que nos haga reflexionar, del trabajo de un actor que nos logre emocionar o, porque no, de nuevos mundos inexplorados sacados de las entrañas de un ordenador, seguiremos disfrutando año tras año de nuestra tradición de los Oscars y de todas estas pequeñas obras de arte.

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