Si lo hubiera sabido antes...

 

Dicen que más sabe el diablo por viejo que por diablo. Y es que no hay mejor maestro que la edad.

 

 

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Patricia Lanza

Hay un libro que se titula algo así como "He aprendido". Se trata de una colección de frases recogidas de personas de entre cinco y noventa y tantos años. Son la respuesta a la pregunta: "¿Qué has aprendido en la vida?". Una simple frase que debe reflejar el mayor aprendizaje recopilado a lo largo de los años por cada uno.

Es muy curioso, porque si analizas las frases se ve claramente que los temas coinciden por rangos de edad. Los más pequeños se centran en temas eminentemente prácticos y generalmente relacionados con la comida. Así, los menores de 10 años dicen cosas como: "He aprendido a esconder el brécol en el vaso de leche" o "He aprendido que si esparces la comida por el plato parece que has comido más".

Los adolescentes, sin embargo, se centran en temas y problemas que tienen que ver con las relaciones. La complejidad de la amistad comienza a hacer mella en ellos y van aprendiendo la importancia de las relaciones y cómo funcionan.

Con unos pocos años más, el tema de las relaciones sigue siendo la estrella, pero en este caso, más relacionado con la pareja. Comienzan los problemas sentimentales y hay que aprender a bregar con ellos.

En cuanto entramos en la edad adulta necesitamos saber manejarnos en el ámbito laboral y familiar, así que los aprendizajes se focalizan en estos ámbitos.

Según van pasando los años, los temas anteriores se han ido gestionando más o menos bien, así que comenzamos a centrarnos en aspectos más genéricos y filosóficos. Cuanto mayores son las personas más reflexionan sobre cómo vivir.

De esta forma, se puede decir que no queda más remedio que vivir mucho para aprender. Como decía Séneca: "Mientras vivas, sigue aprendiendo cómo vivir". Por tanto, ahora, tengamos la edad que tengamos, seguro que sabemos muchas cosas que nos habrían resultado muy útiles cuando éramos más jóvenes. Cosas que seguro que nos habrían ahorrado más de un disgusto.

El otro día leí un artículo sobre alguna de estas cosas que nos hubieran gustado saber cuando éramos más jóvenes. Estos son algunos de esos aprendizajes que nos hubieran venido bien hace años:

  • El resto de personas tienen tanto miedo como tú. Aunque a veces pensamos que somos los únicos agobiados, asustados, angustiados... Con el tiempo vamos viendo que estos sentimientos son más que habituales en el resto del mundo. Incluso es posible que haya gente más aterrorizada que tú ante las tareas y retos a los que te tienes que enfrentar. Esto quizás no te quite el miedo, pero el mal de muchos algo mejor sí te puede hacer sentir.
  • Hay que invertir en las relaciones. Sean de amistad, de pareja, familiares... Para recibir hay que dar.
  • Ser juzgado no siempre es malo. Si en lugar de sentirnos atacados por una crítica aprendemos de ella estaremos en disposición de mejorar y, en muchos casos, de ahorrarnos problemas futuros. Mantenernos en nuestros trece sólo sirve para agrandar nuestro orgullo, pero no nos facilita la vida.
  • Pedir ayuda es una gran idea. Siempre se puede encontrar alguien que nos ayude y encabezonarnos en resolver por nosotros solos todas las dificultades no es ni eficiente ni práctico. No tiene nada de malo reconocer que en algunos casos necesitamos de otros.
  • No se puede controlar todo. La vida, para bien o para mal, es impredecible. Planifica, pero aprende a aceptar las cosas como vienen.
  • El "momento adecuado" no existe. Si esperas a que llegue para hacer algo, nunca lo harás.
  • No le puedes gustar a todo el mundo. Si no encajas en algún sitio es que quizás no es tu sitio.
  • Cuida tu cuerpo. Inevitablemente nos vamos deteriorando con los años. Cuanto más cuidada esté nuestra maquinaria mejor aguantará el paso de los años.

¿Coincides con ello? ¿Hay alguna otra cosa más que te hubiera ayudado saber antes?

 

 

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