Qué es lo que tu contagias?

¿Puedes ver a otra persona bostezar sin hacer tú lo mismo? Éste es quizás uno de los ejemplos más simples, pero no sólo los bostezos se contagian.

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Patricia Lanza

 

Llegas a trabajar hoy feliz, con entusiasmo, y según pones un pie en tu lugar de trabajo, todo son caras largas, quejas, malos gestos... En cuestión de horas, incluso minutos, tu estado de ánimo se habrá mimetizado con el de los demás y serás uno más de los malhumorados.

Igualmente, si has tenido un mal día, te encuentras triste, desmotivado... y de pronto te encuentras con un grupo de amigos que, felices, están riendo y disfrutando de un buen rato, poco a poco te dejarás llevar por ese estado de ánimo.

Y es que las emociones se contagian. Daniel Goleman, en su libro "Inteligencia social" habla del concepto de "contagio emocional".

Las personas emitimos sutiles (o no tan sutiles) señales sobre las emociones que sentimos, que poco a poco, y de una forma no consciente, acaban siendo imitadas por los que nos rodean. Así, nuestro estado de ánimo puede modificar el de otras personas y viceversa. Las "buenas vibraciones", así como las malas, se contagian de persona a persona con la misma facilidad que un resfriado.

Y esto es fundamental tenerlo en cuenta para determinar las relaciones que establecemos y el clima que se crea en nuestros círculos laborales, sociales y personales.

Así que si queremos vivir en un ambiente más positivo, debemos empezar por nosotros mismos, tratando de contagiar nuestro optimismo y restringiendo las manifestaciones negativas que los demás podrían copiar de nosotros. Es nuestra responsabilidad decidir qué queremos contagiar.

Y si no crees que esto es posible, dedícale unos minutos a ver el siguiente vídeo. De verdad, vale la pena y tendrás garantizada una sonrisa.

 

 

 

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