Fomentar la conexión humana en tiempos de trabajo en remoto.

Aunque trabajar en remoto supone grandes ventajas tanto para los trabajadores como para las empresas, también tiene su cruz.

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Nuria Fernández López

Un estudio de 1.100 empleados encontró que algunos de los trabajadores remotos se sienten rechazados y abandonados, señala que la falta de contacto cercano con las personas inhibe la formación de confianza, conexión y propósito mutuo, si no se establecen las redes de apoyo adecuadas y no se fomenta una cultura de colaboración y conectividad virtual, muchos empleados corren el riesgo de sentirse solos y abandonados.

El trabajo en remoto implica que las relaciones suelen estar mediadas por la tecnología, lo que puede provocar que sea difícil crear confianza. La investigación muestra que los trabajadores remotos, y los manager, enfrentan desafíos relacionados con la desconexión que puede implicar trabajar de forma remota.

El 52% de los 1.153 entrevistados dijo que trabajan, al menos una parte del tiempo, desde casa. A pesar de la ventaja valorada por la mayoría en lo que respecta a libertad de vivir y trabajar donde quieran, también apuntan a toda una serie de preocupaciones y situaciones que en remoto se vuelve más difíciles, por ejemplo, cuando los miembros remotos de un equipo encontraron problemas el 84% dijo que la preocupación se prolongó durante unos días o más, mientras que el 47% admitió dejar que se prolongue durante semanas o más. Los empleados remotos informan de impactos más grandes y negativos de estos desafíos que sus colegas "in situ" en los resultados, la productividad, los plazos, la moral, el estrés y la retención.

Ya hay muchos focos señalando a que la clave para evitar el impacto negativo que puede suponer el trabajo en remoto apunta hacia fomentar hábitos que conduzcan a sentimientos de confianza, conexión y propósito compartido.

 

Se pidió a los encuestados que describieran habilidades específicas para facilitar relaciones de trabajo productivas en remoto. A partir de los datos proporcionados por 800 informantes, se destacan las siguientes mejores prácticas:

  • Check-in con frecuencia. Establecer contacto y hacer seguimiento de las personas que trabajan en remoto con check-ins diario, semanal, reuniones de equipo o reuniones individuales, asegurando el contacto continuo.
  • Ver y escuchar.  A pesar de la distancia fomentar el contacto directo, utilizar la tecnología de videoconferencia o el teléfono para asegurarse de que los compañeros de vez en cuando vean la cara de los demás u oigan su voz, esto minimiza la desconexión que muchas personas puedan sentir.
  • Las habilidades de comunicación cuestión prioritaria. Los encuestados destacaron la importancia de cuidar las habilidades de comunicación, señalando la escucha, saber comunicar confianza y respeto, proporcionar feedback útil sobre el desempeño y los resultados, indagando sobre la carga de trabajo y el progreso, empatizando con las posibles dificultades y buscando soluciones conjuntas realistas y efectivas.
  • Comunicación explicita y directa. La gestión de las expectativas es clave a la hora de obtener los resultados esperados, para ello hay que comunicar de forma clara lo que se espera de cada persona y que está en condiciones de poder cumplirlas.
  • Disponibilidad. A través de diferentes medios: Skype, correo electrónico, teléfono, videoconferencia. Los empleados remotos siempre deben poder contar con apoyo sin importar dónde trabajen.
  • Cuidar las relaciones. Hacer todo lo posible para mantener y cultivar los vínculos personales con los empleados remotos. Interesarse por la situación de las personas, cómo están viviendo el trabajo en remoto, su vida personal, la conciliación familiar, problemas y necesidades. En las reuniones de equipo propiciar que todo el equipo pueda crear conexiones personales y fortalecer las relaciones; fomentar una cultura de colaboración y conectividad virtual.

Las claves: actuar sobre factores como la confianza, el bienestar y la colaboración.

 

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