Espejos de feria

"De todos las críticas que pasamos en nuestra vida, ninguna es tan importante como la que nos otorgamos a nosotros mismos". (Nathaniel Branden)

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Patricia Lanza

 

No es ninguna novedad: la realidad no es tan importante como la interpretación que hacemos de ella. Lo que ocurre es secundario, sólo nuestra percepción de ello cuenta realmente.

Esto es así cuando definimos una situación como estresante o no; para establecer el valor de las cosas; cuando interpretamos el comportamiento de los demás y establecemos una relación con ellos, etc. Y también a la hora de definir nuestra autoimagen.

La Wikipedia define la autoimagen como "la imagen o representación mental que se tiene de uno mismo, generalmente resistente al cambio, y que no representa solamente los detalles que pueden estar disponibles a la investigación u observación objetiva de otros (como la altura, peso, color del cabello, género, IQ, etc.), sino también los elementos propios que se han aprendido acerca de sí mismo, ya sea por experiencias personales o por la internalización de los juicios de los demás. Una definición simple de lo que representa la auto-imagen de una persona es la respuesta a esta pregunta - "¿Qué es lo que cree o piensa la gente de usted?".

La autoimagen es la base de nuestra autoestima y, con ello, se convierte en un elemento vital que va a determinar cómo nos sentimos con nosotros mismos, cómo nos relacionamos con los demás, nuestras posibilidades de éxito en la vida, nuestra motivación y capacidad de afrontamiento de las distintas situaciones con las que nos encontramos a diario...

Una alta autoestima nos permite enfrentarnos con confianza a cualquier circunstancia, generando la motivación y optimismo necesarios para alcanzar con más facilidad los objetivos anhelados. Las personas con una autoestima positiva se sienten bien consigo mismas y establecen relaciones interpersonales más ricas y constructivas. Por todo esto, tienen más éxito en el ámbito laboral y personal y se sienten más felices.

La autoimagen, por tanto, tiene un impacto esencial en toda nuestra vida. Por eso, los filtros que utilicemos para definirla son tan importantes. Como en esos espejos de feria, los filtros que usamos para percibir nuestra propia imagen nos proyectarán reflejos muy diferentes de nosotros mismos. Así, podremos vernos pequeños, raquíticos, afeados y disminuidos, incapaces de hacer frente con éxito a ningún reto. O por el contrario, con un filtro más positivo, sí nos sentiremos con fuerza y habilidades para afrontar cualquier dificultad.

Por eso me ha llamado tremendamente la atención una noticia que leí recientemente: la empresa Dove ha realizado un corto en el que, con la ayuda de un experto retratista del FBI, se demuestra que las mujeres tienen una visión muy distorsionada de ellas mismas.

En este corto, el retratista debía dibujar a estas mujeres que se describían a sí mismas. Él no las podía ver ya que estaban separados por una cortina, por lo que sólo se guiaba por la descripción que ellas mismas proporcionaban. Estas mujeres habían pasado un tiempo con un extraño que, posteriormente era la persona que las describía al dibujante para un nuevo retrato.

 

 

 

Como se puede observar, las diferencias entre ambos retratos son importantes.

   Algunos ejemplos de los retratos realizados. A la izquierda según como ellas mismas se describían y a la derecha según la descripción de un extraño. 

 

No es sólo su físico, son también las expresiones, cómo se sienten, cómo se muestran al mundo... Porque no se trata simplemente de verse más guapas o más feas, más altas o más bajas... Se trata de pensar y aceptar que estamos más limitadas de lo que realmente estamos, de ponernos frenos y ataduras que no existen, de permitir que poco a poco otros también nos perciban como menos valiosas.

Así que no es una cuestión de estética, es una cuestión de autoestima. Y la consecuencia de esta falta de autoestima en muchas mujeres es el germen cuyos frutos podemos ver reflejados en las noticias: violencia de género, discriminación...

No se llega a determinadas situaciones por casualidad, de golpe. Se llega pasito a pasito. Minando poco a poco la autoestima del otro. Haciéndole sentir que tiene mucho que mejorar, que es menos, que no es suficientemente bueno, que no vale... Haciendo que su autoimagen sea cada día, más negativa. Destruyendo su autoestima.

Por eso, toda persona, sea del sexo que sea, debe hacer un esfuerzo para ser más objetiva a la hora de juzgarse y siempre tratar de "mirarse con buenos ojos". Porque, como dice el refrán: "la caridad bien entendida empieza con uno mismo".

 

 

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