Problemas sin solución

Todos los problemas tienen solución, pero no todas las maneras de afrontarlos te llevan a encontrarla.

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José Luis Bueno Blanco

En ocasiones me siento abrumado por un problema en concreto. Por más soluciones que busco no consigo deshacerme de él. Siempre está ahí. Pienso que he encontrado una buena estrategia para abordarlo pero aparece nuevamente. Llega un momento en que se terminan las ideas, pierdo la confianza en encontrar una solución. 

Y es que, seguramente, el problema no tiene solución. O mejor dicho, estamos tratando el problema en una fase tan avanzada que es muy difícil atajarlo en ese punto. Vivimos dentro de un sistema, en el amplio sentido de la palabra. Un problema no es algo único, aislado que podamos tratar separadamente. Por el contrario, es la consecuencia de algo, es el resultado de otro conjunto de variables, que a su vez, son consecuencia de otras variables... hasta el infinito.

Podemos trabajar sobre el retraso en los plazos del proyecto. Podemos estudiar qué hacer para cumplirlos. Seguimiento, control, premios, castigos... "No conseguimos realizar las entregas a tiempo". Quizás el problema es que los plazos no están bien planificados.

Dicho así es muy obvio. Sin embargo, en ocasiones nos peleamos con un problema en una fase no adecuada y no nos damos cuenta de que podemos ir "más atrás" para solventar el problema. Incluso a nivel de cambiar nuestros propios objetivos, creencias o expectativas para ajustarlos a una realidad más objetiva.

Hay una técnica utilizada en el análisis de problemas que se conoce como "Los 5 porqués", en la que trata, precisamente, de llegar a la causa final de un problema. Se trata de ir preguntando el porqué en una cadena de causa-consecuencia donde cada causa, al preguntarnos el porqué de ella, se convierte en una consecuencia de una causa anterior. Veamos un ejemplo:

1. Se descubrió que el monumento de Lincoln se estaba deteriorando más rápido que cualquiera de los otros monumentos de Washington D.C, - ¿Por qué?

2. Porque se limpiaba con más frecuencia que los otros monumentos - ¿Por qué?

3. Se limpiaba con más frecuencia porque había más depósitos de pájaros en el monumento de Lincoln que en cualquier otro monumento - ¿Por qué?

4. Había más pájaros alrededor del monumento de Lincoln que en cualquier otro monumento, particularmente la población de gorriones era mucho más numerosa - ¿por qué?

5. Había más comida preferida por los gorriones en el monumento de Lincoln - específicamente ácaros - ¿por qué?

6. Descubrieron que la iluminación utilizada en el monumento de Lincoln era diferente a la de los otros monumentos y esta iluminación facilitaba la reproducción de ácaros.

7. Cambiaron la iluminación y solucionaron el problema.

Fuente del ejemplo

Cuando estás impartiendo un curso de habilidades de comunicación, dentro de la parte de resolución de conflictos, el alumno puede plantear, de una manera un poco retadora, un problema personal para que le ofrezcas una solución. En estas ocasiones, el planteamiento del problema lleva implícito una justificación de su postura ante el mismo debido a que "no tiene solución". "¿Dime cómo puedo solucionar este problema según la teoría?" comenta el alumno. Y efectivamente, el problema, en el estado en el que está, no tiene solución. Es decir, no tiene la solución deseada. Habría que remontarse a un estado anterior, a través del "porqué" para comenzar a buscar soluciones en otro sentido.

Si en estos momentos de tu vida estás lidiando con algún problema personal o profesional, plantéate si estás en ese punto donde es abordable.

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