Otras formas de afrontar la misma realidad

Cada vez con mayor frecuencia conviven disciplinas en origen muy diferentes pero que lo que buscan en esencia en lo mismo: alcanzar el equilibrio, la satisfacción personal y ayudar a minimizar o controlar el sufrimiento. 

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Nuria Fernández López

 

Hace unos días un conocido me hablaba del Reiki, y en concreto de su uso en pacientes oncológicos en el Hospital Ramón y Cajal, y en área de pediatría y endocrino en el Hospital 12 de octubre. También me señalaba que otros hospitales de EEUU, Alemania, Inglaterra, Suiza lo utilizaban también como terapia complementaria en distintos tratamientos. Me vais a permitir la ignorancia, pero nunca había oído hablar del Reiki.

Me llamó mucho la atención que una medicina que está ubicada fuera del modelo de medicina oficial, se utilizara como complemento a la medicina convencional, a pesar de que parece que hay un reconocimiento claro de que NO existe respaldo científico de su actuación, aunque existe en el mismo sentido, un reconocimiento también claro, de los efectos positivos observados en los pacientes que han hecho uso de ella.

El Reiki es una terapia Japonesa que sana con las manos y forma parte de lo que se consideran medicinas complementarias y alternativas (CAM), reconocida por la OMS en 1995.

Este post no tiene como pretensión valorar la utilizad, alcance y aplicación del Reiki, ya que no me siento de ninguna manera capacitada para ello. Lo que sí me ha llamado la atención leyendo un poco sobre el tema, son los principios en los que se basa el Reiki. Al margen de la cuestión filosófica y espiritual en los que cada uno se posiciona según sus principios criterios, estos principios a mi modo de ver, son universales y aplicables desde cualquier modelo filosófico, espiritual, médico, para una vida más equilibrada, centrada, sana, satisfactoria, con independencia del trasfondo espiritual.

Los cinco principios en los que ese basa el Rieki, van en la línea de lo que en psicología son las "creencias irracionales" y las "distorsiones cognitivas" que hemos comentado ya en alguna ocasión. Estoy absolutamente convencida de que si somos capaces de aplicar estos principios en nuestro día a día, las cosas nos irán muchos mejor, nos sentiremos más satisfechos con nosotros, nuestras relaciones personales y profesionales se verán beneficiadas, probablemente nos sentiremos menos estresados y ansiosos, nuestro sistema inmune estará más relajado y podrá entonces luchar más fácil y eficientemente contra la enfermedad.

Principios.

  • Vivir el presente. Realmente sólo existe el presente. El pasado es solo un sueño y el futuro depende del presente. Lo que somos ahora es el resultado de lo que fuimos antes. Lo que seremos en el futuro, será el resultado de lo que somos ahora. Por tanto, debemos tratar de mantener la mente en el presente, aquí y ahora, porque es lo verdaderamente real.
  • No preocuparse. Preocuparse implica sufrir por algo que aún no ha llegado o que ya ha pasado. Lo cual es absurdo y nos hace perder mucho tiempo. Todos hemos actuado mal en el pasado, nos hemos equivocado y hemos hecho daño a seres queridos. Pero está bien, eso formaba parte del aprendizaje y en aquel momento lo hicimos lo mejor que pudimos, siempre tendremos nuevas oportunidades para hacerlo mejor. No deberíamos ser tan duros con nosotros mismos. Preocuparse por el futuro es absurdo, porque el futuro está sucediendo ahora mismo, cada instante puede ser el último y por tanto, debemos apartar el miedo de nuestras vidas y seguir luchando, confiando y jugando con las cartas que tenemos en cada momento.
  • No irritarse: Los enfados y la irritación suelen tener origen en nuestras ganas de tenerlo todo y a todos bajo control. Cuando algo escapa a nuestro control, nos enfadamos. Y las ganas de tenerlo todo controlado, tienen su origen en el miedo. Como tenemos miedo, necesitamos controlarlo todo. Hay que aprender a relajarse, a confiar en nosotros y en los demás.
  • Ser agradecido. Ser agradecido es una virtud. Si nos acostumbramos a sonreír y agradecer lo que recibimos, el universo se complace y nos entrega aún más cosas, pero si recibimos y no lo agradecemos, pronto dejaremos de recibir. Nosotros mismos lo experimentamos, cuando nos entregamos a alguien ofreciéndole lo mejor, pero esa persona no nos lo valora, al final acabamos por no entregarnos con el mismo entusiasmo y simplemente, cumpliremos con lo reglamentariamente establecido y poco más. Cada batalla  nos enriquece, debemos agradecerla, incluso agradecer los malos momentos, pues gracias a ello hemos crecido y llegado a este momento.
  • Trabajar honestamente El trabajo personal de cada uno de nosotros es importante. Todos ocupamos un puesto crucial en la sociedad y el trabajo forma parte de la porción de energía que entregamos al mundo, para que funcione mejor. Debemos trabajar con alegría y tratar de hacerlo con el corazón, entregando lo mejor de nosotros mismos en ese trabajo para beneficio de todos. Debemos dedicar tiempo al estudio de las propias emociones y la mente, trabajarse a uno mismo intensamente para mejorar como persona y para así ser más feliz e irradiar esa felicidad en todas direcciones.
  • Ser amable y respetuoso. Ser amable es una de las más importantes cosas que podemos hacer para ayudar a mejorar el mundo. Un rostro amable y feliz va irradiando Luz por la calle, mientras que un rostro enfadado e irascible, crea mal ambiente a su alrededor. Los budistas dicen que hay que cultivar el hábito del contento, ellos siempre sonríen a pesar de las adversidades. Una palabra amable puede alegrarle el día a alguien, generando así mucha Luz, pero una palabra cruel puede hacer sentirse fatal a alguien y hacer que genere mucha energía negativa.

Realmente en estos principios no hay nada que no hayamos ya comentado en otras ocasiones, lo que si se evidencia con bastante asiduidad es que quienes se declaran más satisfechos, más tranquilos, más felices, menos irritados, menos ansiosos  y con más capacidad de control sobre lo que les sucede, son personas que suelen vivir bajo este tipo de principios. Seguramente detrás de ello haya un gran recorrido de disciplina de pensamiento y actitud, pero todo recorrido comienza con un primer paso.

 

 

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