Los últimos según la OCDE

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José Luis Bueno Blanco

Llevo un rato leyendo en internet los comentarios de los usuarios que han dejado escritos en las páginas donde se habla de la noticia sobre los resultados de los españoles en el  Programa Internacional para la Evaluación de la Competencia en Adultos (PIAAC) de la OCDE.

Según el estudio que analiza la competencia matemática y comprensión lectora de individuos de entre 16 y 64 años de 23 países, España se sitúa de nuevo a la cola, sólo por encima de Italia en comprensión lectora, con 252 puntos, 19 puntos por debajo de la media de la OCDE y 21 por debajo de la de la Unión Europea (UE). En matemáticas, ocupa el último puesto, con 246 puntos, 23 por debajo del promedio de la OCDE y 22 del de la UE. 

Me resulta curioso la asimilación unánime del veredicto. No conocemos las pruebas, ni los detalles del estudio. Pero todos los comentarios asumen que, efectivamente, los españoles somos unos borricos. Los comentarios que en su mayoría son de los propios españoles. Nadie se cuestiona la relevancia del estudio. Asumimos el resultado.

Las diferente reacciones se pueden agrupar entre los que se dedican a echar las culpas a tal o cual sistema educativo, los que echan la culpa a los políticos, los que echan la culpa a los profesores, a los padres, los alumnos, ellos mismos... Y los que se dedican a avergonzarse, insultarte, flagelarse...

A mi particularmente me desconcierta el resultado. Evidentemente yo solamente conozco mi realidad, las personas con las que convivo, con las que he estudiado o con las que trabajo. Gente criada en pueblos pequeños y también en ciudades. Y los comparo con persona que conozco y he conocido de otros países, en el trabajo, en el periodo de estudiante, y sinceramente, no encuentro que exista una diferencia relevante, por no decir ninguna diferencia. Pero quizás sea mi realidad o una visión distorsionada de ella. 

Sin embargo, y a la vez, estamos exportando talento. En algunos casos lamentablemente por falta de oportunidades en España y en otros porque vienen directamente a buscarlo desde fuera. ¿Realmente seremos tan mediocres cuando las personas que se marchan están muy preparadas? ¿O es que quizás tendrían que haber hecho la encuesta entre los españoles que se encuentran en el resto de los 23 países donde se ha realizado la encuesta?

También me llama la atención alguna de las pruebas de las que se habla. Por ejemplo, el estudio dice que se nos resiste traducir las facturas de la luz e incluso entender el ticket de la compra. Ante pruebas de este tipo me pregunto ¿cómo lo habrán hecho? ¿Habrán utilizado la misma factura de la luz y el mismo ticket de la compra para los 23 países evaluados? Si así fuera, ¿habremos entendido una factura de otros países?

En caso de que a cada uno se le haya evaluado en función de sus tickets y facturas locales ¿habrán constatado si un japonés entiende nuestra factura de la luz, o nuestro ticket de la compra? Porque igual es que el resto tampoco lo comprenderían muy bien. Lo que me lleva a pensar, ¿tomarán cartas en el asunto las empresas energéticas y los supermercados? Porque con la importancia que se le da hoy en día a la Usabilidad, ¿cómo es posible que empresas tan potentes puedan permitir que uno de los documentos de su compañía donde se le da información tan relevante al cliente, cueste tanto ser entendida? 

Hay un libro que se titula "No me hagas pensar" de Steve Krug que trata sobre usabilidad en la web, pero que se puede aplicar a cualquier documento o soporte que una empresa utilizar para comunicar o dar información. En él habla de la primera regla y dice:

"Se trata del principio fundamental, el voto de calidad primordial a la hora de decidir si algo en el diseño web funciona o no.... Todo lo que con ello quiero decir es que, hasta lo que humanamente es posible, cuando se mira una página web ésta ha de ser obvia, evidente, clara y fácil de entender. Tendría que poder "entenderla" (qué es y cómo usarla) sin agotar esfuerzos pensando en ella."

Seamos autocríticos, este informe de la OCDE puede que nos esté revelando que nuestros documentos institucionales y organizacionales dirigidos al gran público deban mejorar para que nos hagan estar en los mejores puestos del ranking en entendimiento y comprensión y, por ende, en competencia matemática y comprensión lectora.

 

 

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