El síndrome de Procusto

"Aquel que corta la cabeza o los pies de quien sobresale".

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Nuria Fernández López

 

Según la mitología griega, Procusto era un posadero que tenía su negocio en las colinas de Ática. Cuando un viajero solitario se alojaba allí, Procusto entraba por la noche en su habitación y le ataba las extremidades a las esquinas de la cama.

Entonces, había dos posibilidades. Si el viajero era más grande que la cama, Procusto le cortaba las extremidades que sobresalían (pies, brazos, cabeza...) para que 'encajase' exactamente en el lecho.

Si por el contrario era más pequeño, le 'estiraba' hasta descoyuntarlo para que se adaptase a la medida. De hecho, el verdadero nombre del posadero era Damastes.  Procusto era su apodo ya que significa 'el estirador'.

Lo cierto es que nadie se adaptaba inicialmente a la medida ya que, al parecer, Procusto tenía dos camas para esta tarea, una grande y otra pequeña, y asignaba una u otra habitación en función de la altura del huésped.

El héroe Teseo, en el último de sus trabajos, fue quien acabó con Procusto engañándole para que se tumbase en la cama, momento que aprovechó para atarle y aplicarle su propio 'método'.

La incapacidad para reconocer como válidas ideas de otros, el miedo a ser superado profesionalmente o la envidia, pueden llevar a algunos a dedicarse a cercenar las iniciativas, aportaciones e ideas de aquellos que pueden hacerles sombra o dejarles en evidencia, este es el llamado Síndrome de Procusto.

Tal y como señala el mito, cuando alguien quiere que todo se ajuste a lo que dice o piensa, lo que quiere es que se "acuesten en el lecho de Procusto'. Este Síndrome también se relaciona con la intolerancia a la diferencia. 

 

En una organización suelen convivir dos modelos diferentes de padecer este síndrome.

  • Los Inconscientes de que lo son, básicamente no escuchan otras opiniones al entender que su idea siempre va a ser la mejor y que son los demás quienes deben adaptarse a ella. Su  visión siempre es tan clara que se molestan si se les dice que no tienen razón. No se ponen en el lugar de los demás, aunque creen que sí lo hacen. Suelen hablar de tolerancia, multidiversidad, intercambio de ideas... pero cuando esto se produce no soportan que se den opiniones diferentes a la suya y encuentran cómo criticar o deslegitimar a la otra persona.
  • Los Conscientes de que lo son,  reconocen entre sus subordinados o colaboradores a figuras que pueden hacerles sombra, y se encargan de evitarlo a toda costa. Tienen miedo de jóvenes, nuevos y proactivos con conocimientos, capacidades o iniciativas que ellos no tienen. Tratan de limitar las capacidades, creatividad e iniciativa de otros para que no evidencien sus propias carencias. Son capaces de modificar su posicionamiento inicial ante un tema si ven que alguien opina igual y buscarán destacar y capitalizar la atención si observan o detectan que otro está siendo reconocido o valorado.

 

En ambos casos:

  • Generan un clima de tensión y estrés.
  • Fuerzan las circunstancias para ajustarlas a su propio modelo.
  • Priman su visión personal, o incluso sus intereses particulares, frente al rendimiento y la eficacia.
  • Anulan la optimizan de los equipos.
  • Deforman, ocultan, interpretan los datos de manera que confirmen sus propias hipótesis.
  • No asignan tareas a quienes las harían mejor, cierran su acceso a proyectos en los que destacarían, no les evalúan correctamente en los controles internos...
  • Exigen niveles de calidad y perfección que, en muchas ocasiones, no se pueden alcanzar, para dejar en evidencia...

La formación en estos casos suele ser un buen aliado para aportar los conocimientos y la visión necesarios de cara a tener la capacidad de gestionar adecuadamente las virtudes propias y ajenas, a fin de lograr que todos puedan contribuir al bien común.

 

 

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